Extra I

15.7K 1K 286
                                    

Cinco años después...

—Pensaba que ya no la tenías —comenta Iván mientras observa mi pulsera, la que me regaló en el primer cumpleaños que pasé junto a él. Es muy especial para mí, y aunque esté desgastada no me la quito por nada del mundo.

—¿Cómo no, tonto? —digo girándome hacia él, ligeramente ofendida —Es un pedacito de tu amor.

—Créeme, eso no se compara con todo lo que siento por ti —pronuncia antes de unir sus labios con los míos. El tiempo pasa y, sin embargo, nosotros seguimos igual de enamorados. Es como si nunca tuviésemos suficiente el uno del otro. Jamás creí que llegaría a tener una relación tan bonita y sincera. Iván, además de ser un maravilloso hombre, es un gran padre.

—¿Dónde dejaste a los niños? —murmuro obligándome a mí misma a apartarme de su boca. Ojalá pudiese hacerme el amor aquí en la playa, pero lo primero es lo primero.

—En la orilla, jugando —ambos les echamos un vistazo, y sonreímos. Son tan hermosos nuestros pequeños. Lucas heredó mis ojos marrones, mientras que Lydia sus preciosos ojos azules. Ambos tienen el cabello castaño como nosotros —¿Vamos?

Asiento, levantándome de la toalla y sacudiendo la arena de mi trasero.

—Ya lo hago yo —dice acariciándome las nalgas sin ningún tipo de pudor. Insconcientemente muerdo mi labio inferior.

—Mamá, ella es Flora —menciona Lucas señalando a su nueva amiga. Unos bonitos rizos rubios cubren parte de su rostro, pero a pesar de ello me recuerda a alguien.

Decido dejarlo pasar y me enfoco en la niña frente a mí.

—Hola, Flora, me encanta tu cabello —saludo con una pequeña sonrisa que no tarda en devolverme.

—Gracias, tú eres igual de hermosa que mi mamá.

Oh, qué chica tan tierna.

—¿Ah, sí? ¿Y dónde está ella? —inquiero con curiosidad.

—Allí, en su toalla —está tumbada boca abajo, por lo que no puedo observarla bien. De repente, la sonrisa de la niña se borra —Aunque siempre está triste.

Intercambio una mirada con Iván, sin saber qué responder.

—Los adultos a veces tenemos muchos problemas, pequeña, pero ya verás que tu mami volverá a sonreír —interviene él, posando una mano sobre su hombro.

—Mamá, papá —la voz de Lydia nos interrumpe.

—¿Qué pasa, cariño? —pregunto sentándome junto a ella en la arena.

—¿Qué es un pene?

Abro los ojos con horror. Mierda, no estaba preparada para esto.

Iván suelta una carcajada, y le dirijo una mirada más fría que el agua del mar.

—Lo... lo sabrás cuando seas mayor —es lo único que se me ocurre decir.

—¿Cuando tenga novio? —dice ilusionada, y me doy una palmada en la frente.

—Eso nunca pasará, antes lo mato —interfiere Iván con dureza, asustando a mi pequeña.

—No le hagas caso, papá es tonto —digo atrayéndola a mis brazos. Él rueda los ojos y se adentra en las olas del mar, ignorándonos —Claro que tendrás novio, pero todo a su debido tiempo.

Ella asiente feliz y sigue haciendo castillos de arena.

🌙🌙🌙

—¿Podemos hablar? —cuestiona Iván una vez que llegamos al hotel. Los niños corren a ver la televisión y yo me cruzo de brazos, alzando una ceja en su dirección.

—¿Sobre qué? ¿Sobre lo bruto que eres?

—Perdóname, no pude evitarlo —pronuncia rascando su nuca —De solo imaginarme a mi pequeña con un imbe...

—Para eso queda mucho, así que deja esos celos estúpidos —lo interrumpo con brusquedad.

—Está bien, lo siento —musita rindiéndose —Soy un idiota.

—Sí, lo eres —afirmo enfadada. Él me mira con diversión.

—Te ves adorable así.

—Vete al carajo —murmuro girando sobre mi eje.

No obstante, agarra mi mano y, pillándome por sopresa, me sujeta de la cintura para levantarme sobre su hombro.

En cuanto reacciono, empiezo a chillar y a darle golpes en su espalda. Oh, joder, estoy teniendo un deja vù de cuando me quiso secuestrar aquella noche en la discoteca.

Entonces me tira sobre la cama, y caigo en cuenta de que estamos en nuestra habitación. Se coloca encima de mí y sujeta mis brazos a ambos lados para inmovilizarme.

—¿Que me vaya a dónde? —dice alzando una ceja.

—¡Eres un jodido animal! —exclamo con la respiración agitada, para luego lamer mis labios. Confieso que deseo arrancarle esa camiseta y sentir su torso desnudo contra mi pecho —Pero me encantas.

Esas simples palabras son el desencadenante para que me devore a besos, y me arrebate el bañador. De un momento a otro me encuentro arañando su espalda y gimiendo su nombre, aunque con cuidado de que no me escuchen mis hijos.

Sería un trauma para ellos.



________________________________________

Hasta aquí el primer extraaa, espero que lo hayáis disfrutado! 🤗🤗

Quizás en el futuro haga una historia de los niños... 👀

Por siempre, tú © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora