8

17.2K 1.2K 55
                                    

«Vales la pena de cualquier consecuencia».
—Mind of Brando.

Dos semanas después...

Paula

Después de cenar, Iván se mete en el baño para ducharse y yo, mientras tanto, sigo con el libro de Psicología. No obstante, a los pocos minutos me interrumpe el sonido del timbre. ¿Será la vecina? Aunque ella no suele venir a estar horas. Dejo el libro en el sofá y camino hasta la puerta, viendo al novio de Isabella tras esta. ¿Qué carajos hace aquí?

Sin darme tiempo a reaccionar, agarra mi cuello y entra en la casa, estampándome contra un lado de la pared.

—Maldita zorra —espeta colérico —Tú fuiste quien le metió esas estúpidas ideas en la cabeza.

—Yo no sé nada —miento, sintiendo nervios por todo mi cuerpo —¡Iván!

—Puta mentirosa, me las pagarás tú también —me propina un fuerte derechazo en el ojo, y gimo por el dolor.

Entonces aparece Iván con la toalla envuelta en su cintura y tira de su espalda hacia atrás, para luego girarlo y golpearlo salvajemente.

—¿Solo eres machito con las mujeres? —jadea —Vamos, demuestra tu fuerza, maldito cobarde.

—Suéltame, hijo de perra —Iván lo ignora y sigue dándole una buena paliza.

Aprovecho para llamar a la policía y estos me comentan que ya habían hecho una denuncia a ese sujeto. Oh, Dios, Isabella finalmente se fue y lo denunció.

—Iván, sujétalo, que no se escape —advierto, mirándolo con odio —La policía ya viene en camino.

—Esto no se va a quedar así —escupe —Juro que vais a lamentarlo.

—El único que va a lamentarlo eres tú, pero en la cárcel —intervengo.

Poco después llegan dos policías, haciéndonos varias preguntas. Cuando todo está aclarado, lo arrestan y finalmente se lo llevan.

No puedo evitar alegrarme. Al fin pagará con creces todo el daño que le ha hecho a Isabella.

Sin embargo, Iván está bastante serio, y me temo que es conmigo.

—Amor...

—¿Por qué coño no me lo dijiste? —masculla indignado.

—Perdóname... yo... —muerdo mi labio inferior —No sabía si realmente iba a hacerlo, y no quería preocuparte por nada.

—¿A dónde fue la chica?

—A mi casa, con mi madre. Allí estará bien —aseguro.

Él asiente.

—Iré por hielo para tu ojo —murmura dirigiéndose a la cocina. Cuando vuelve, lo coloca sobre mi rostro con cuidado y no puedo evitar sonreír. Aun estando enfadado, se preocupa por mí.

—Te amo tanto.

—Esto es serio, Paula, no quiero imaginar qué hubiera pasado si yo...

—Pero afortunadamente tú estabas aquí —menciono —Y eso es lo que importa.

—A partir de ahora no quiero que me ocultes nada —advierte —No quiero llevarme más sorpresas como esta.

—Hay otra cosa que no te he dicho...

—¿De qué se trata? —dice con el ceño fruncido.

—Algunas veces que he salido a la calle, sentía que alguien me observaba desde lejos —comento —Pero puede que sean solo ideas mías.

—¿Estás segura?

—No lo sé, por eso no quiero darle importancia. No quiero que pienses que estoy paranoica o algo así.

—Por si acaso, intenta salir lo menos posible, y si puede ser en compañía de alguien cuando yo no esté.

En ese momento suena mi teléfono, y lo cojo rápidamente. Debe ser mamá.

—Hija, Isabella está aquí con nosotros —explica a través de la línea —Llegó hace como una hora, y está muy asustada la pobre.

—Dile que no se preocupe, ya todo está solucionado —pronuncio —A su novio se lo llevaron preso.

—Qué bueno, así podrá estar tranquila de una vez —hace una pausa —Cariño, te dejo, Isabella se ha puesto triste —dice antes de colgar, y suspiro.

No va a ser fácil que lo olvide, pero al menos ya ha dado el paso.


_________________________________________

¡Gracias por leer!

Besitos ❤❤❤

Por siempre, tú © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora