Cuatro.

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Sus dedos hacían giros traviesos sobre las teclas del piano, sus ojos se mantenían cerrados para una mayor concentración, el grito del silencio lo hizo suspirar fuerte así comenzando a tocar la vieja balada de recuerdos antiguos. Era día jueves por la tarde, tenía trabajo de tarde en el instituto encargado de mantener limpio el salón de Bellas artes.

El lugar no necesitaba un solo dedo sobre si no era tan utilizado por el desinterés de los alumnos hacia el arte y la música. Jake siempre supuso lo contrario era tan llamativo, tan simplemente en cambió, dejándose guiar por los recuerdos de su abuelo dejó salir varias notas, estaba ejecutando el piano de la manera más libre y espaciosa posible. Encaminado por el amor, por el desapego a sus recuerdos fruncio el ceño al oír la música entrar por sus oídos para finalmente llenarlo de paz y tranquilidad.

Sus recuerdos llegaban a su mente, se sentía vivo, esa balada sólo lo hacían recordar que su abuelo algún día le dijo que no todo en la vida es estudiar y tener familia, si no a comprender y perseguir lo que siempre quisiste. Su expresión facial dejó saber que estaba en un mundo muy diferente al suyo, dominado por los sentimientos una pequeña lagrima dejó su marca en su mejilla llegando hasta sus labios. Su labio bajó temblaba buscando el amor de aquel anciano, cuando no pudo más se ahogo sobre su propio llanto.

Era tan silencioso, un momento en donde creía que todo era una simple mentira escurridiza contada por un viejo catañudo.

Pero su recuerdo fue interrumpido por una joven voz que inrumpia la habitación, era Heath. Jake con rapidez limpio las lágrimas las teclas del piano con las magas de su suertes color negro. Su amigo el rubio se le quedó viendo llegando a obtener preocupación y simpatía por el joven ojizarco.

Se acercó a él y lo abrazo obteniendo su respuesta.

—Me siento solo.... Quiero a mi abuelo devuelta. - Exclamó aún entre lágrimas.

—No estas solo, tienes a muchas personas a tu alrededor solo debes de... Saber quien de verdad quiere estar contigo. -

Gyllenhaal volvió a recurrir al llanto y la desesperación, el rubio sólo le acariciaba la espalda al igual que  sostenía su cabeza sobre su hombro.
Heath siempre llegó a darle aliento a su mejor amigo, sin embargo eso solo lo tenía en la inquietud de si debía declararse o no. Haciendo más factible la primera.

Se miraron por unos minutos, el rubio se acercó y le regalo un beso sobre su respingada nariz que a causa del llanto estaba roja.

—¿Estas mejor? -

—Estaré mejor si me sigues abrazando. -

Ledger escucho su corazón latir con fuerza, sin dudarlo unos micro segundos lo volvió a abrazar con un poco más de sentimiento.

💫

—No quiero ser maleducado, pero necesito saber el porqué estar yo en su despacho. -

—Oh, bueno ya que han pasado varias semanas de que te di el libro pensé que querías comentarlo. -

El tuteo era presente nuevamente, Jake suspiro y ordenó su camisa negra con están pado de esqueleto mientras que sentaba en una de las sillas frente al de vista pesada.

—Se que no estoy aquí por eso. -

—Es cierto. - Jake levantó ambas cejas, nunca antes un profesor lo llamaría por algo tan simple como para saber su opinión de un libro. - No pasaste mi clase de Química. -

—¿Que?, ¿Y cómo pasó eso? -

—Es broma, en realidad es porque ayer que te dormiste en media clase, y te fuiste corriendo dejaste tirado una oja de papel. -

Le acercó la oja de papel en donde claramente habían bocetos de anatomía masculina. Cosa que lo hizo avergonzarse.

—Tienes talento. -

Toxic. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora