Nueve.

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"Jake presenta signos de paranoia. Le tiene miedo a algo inexistente. Y también a algo muy común."

La soledad.

Sus manos bañadas por agua fría del río pasaron sobre su cara, llevaba horas en la cabaña y no quería ir a ningún otra parte. Además había un día de vacaciones, su madre le aviso que por la noche irían a la casa de la familia Gyllenhaal y de cierto modo estaba angustiado por eso. No era capaz de tan siquiera hablarle a Jake, años y años a su lado, ¿y ahora parecía un covarde?

Desde aquel día con la chica, las cosas se volvieron tensas, se sentía como una persona invisible, Jake ya no se acercaba a él, no le dirigía mirada, nada lo veía hablar mucho con Tom y eso lo estaba abrumando. Se sentía un idiota en pocas palabras.

Cuando escucho su reloj marcar las 4 con treinta, tomó su mochila y regresó a su casa. Al llegar se daría una ducha y se vestirá formal, su madre desconocía los que sucedía entre ellos, y como cada mes la familia se reunía para una cena con amigos muy cercanos, hoy era ese día.

Su madre vestía un vestido rojo, con una zapatillas color negro, se veía linda y el pues con un traje negro y un peinado para nada formal. Su madre le sonrío, salieron de casa para caminar hasta la vivienda de la ya antes mencionada familia.

Cuando llegaron su madre tocó el timbre, saludaron a cada uno cuando pasaron, no tenía interés en hablar con nadie, quería comer he irse de ese lugar lo antes posible.

Pero curioso cómo debía de ser, busco con su mirada a Jake y cuando lo captó bebiendo Champaña a compañía de su hermana, suspiro. Estaba muriendo.

Cuando la hora de cenar llegó, salieron sólo el, Maggie, Jake y otros más de su edad ó un poco más mayores, tomaron asiento en la enorme mesa y para su desgracia estaba vez le tocó enfrente a Jake. Lo miraba discretamente, tenía una barba un poco grande, su cabello creció y parecía estar Feliz.

Empezó la cena, todos comían y no sabía con exactitud si Jake lo veía de vez en cuando, pero sentía que sí. Cuando dejó su miedo tuvo la valentía de poder hablarle.

—Hola Jake. - Dijo con una sonrisa.

—¿Que es tan gracioso? -

La sonrisa que hace unos segundos vio se desvanece sobre su nariz, y su sonrisa también se va, el miedo se apodera de su anatomía y se siente estúpido por hablar.

Todo prosiguió de la manera más incomoda posible, cuando cada quien iba terminando se iba de nuevo adentro, y solo quedaba el y Jake.

Que incómodo.

—¿Por qué ya no hablas conmigo? -

No responde.

—¿Que he hecho? -

Nada.

—¿Ya no eres mi amigo? -

No lo sé.

—Pensé que era tu hermano. -

Yo igual.

Pero, hiciste mal y la tienes que pagar.

Toxic. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora