CAPITULO 1 Hermoso Desconocido.

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CAPITULO 1 Hermoso Desconocido

Deje el celular sonar a mi costado, no podía atender ahora mismo. Mi mente se encontraba en un trance absoluto, repasando las oraciones de la hoja blanca, de la cual ya me sabía de memoria, al derecho y al revés. Mi mejor amiga podría enterderlo, o aquello yo pensaba. Ella sabía que no debía llamarme a estas horas, jamás. Cerre los ojos repasando las oraciones, tendría examen oral mañana a primera hora y necesitaba aprederme aquella lección de una maldita vez por todas.

¡Ya no más! no me entra ni una sola palabra es más empiezo a creer que estas hojas están en blanco. Poco a poco caigo rendida en los brazos de Morfeo, cuando despierto eran las 11:50 PM, ya era tarde pues al día siguiente hay escuela. Me disponía a alistar mi pijama que consistía en unos shorts pequeños y una polera blanca, me había trenzado el cabello para evitar que me enredara, estaba lavándome los dientes cuando escucho que tocan el timbre, ¿Quién podría ser a estas horas? No creo que se algún compañero de la facultad o alguna fiesta que hayan organizado aquí, no ni idea.

Abro la puerta y vi al ser más hermoso que podría existir.

Examine su cuerpo por unos segundos, él lo noto al instante. Una sonrisa se formaba en sus labios, dejando unos pequeños y perfectos hoyuelos decorandola.- ¿Necesita algo?- Pregunte quitando la vista de sus labios y dirigiéndola a sus ojos, malditamente azules e increíbles.

-Hola, me llamo Alonso y soy tu nuevo vecino de apartamento, disculpa por la hora no pretendía molestarte.- Se disculpo con esos pequeños y enigmáticos hoyuelos que se le dibujaban en esa blanquecina sonrisa, sus orbes tan azules con un toque verde.- Oh disculpa, ¿Cuál es tu nombre hermosa?

-So-soy ___ McVey.- Balbuce, tratando de aclararme la voz, hey yo nunca había balbuceado, que pena.- Te gustaría pasar.- Y ese fue el primer error de muchos que vendrían a continuación.- Puedes sentarte claro, amm se te ofrece algo... Agua, leche o algo de comer.- No dejaba de mirarme y eso me ponía más nerviosa aún- ¿Tú no eres de aquí, verdad?

-No, no soy de aquí. Yo nacía, más bien soy de Las Vegas, ya sabes el lugar de la lujuria al por mayor y las apuestas, he de suponer que tú si eres de aquí- Asentí- Que bien ya tendré a alguien que me enseñe Dallas bien y a todo esto ¿Cuantos años tienes nena?- Preguntó con otra deliciosa sonrisa se escapó de sus labios, curvándolos hacia arriba y haciéndome admirarlo una vez más. Sé acerco a paso lento y dominante, demostrando que él era alguien decidido, que cuidaba de su persona mejor que nadie. No necesitaba instrucciones para decifrar sus propias decisiones.- Espero que nos conozcamos profundamente, ____.- Sus ojos atraparon a los tuyos y reprimi un suspiro en la garganta.

-Tengo diecisiete años... ¿Y tú?- Era un chico tan misterioso.- Oh yo tengo dieciocho años.- Contesto el cobrizo- ¿Y dime qué quieres estudiar?- Proseguí.

-Me gustaría la industria automotriz, es lo que estoy estudiando más bien, maneje los negocios de mi padre y desde ahí me cautivo además cuando me gradué planeo poner unos locales aquí.- Wow, es un chico con planes y grandiosos por lo que veo.- Sí ya estoy en segundo año.- Afirmo como si supiera lo que estaba pensando.- ¿Y tú ___?- Pronuncio tan lindo mi nombre que tuve que reaccionar de inmediato para que no notara lo embobada que estaba por verlo.

-Yo estoy en primer año, ya que tuve problemas con mi padre y no pude terminar, ahorita estoy estudiando Psicología. Ya sabes la conducta del hombre y su relación con el mundo, es lo que a mí me interesa.- Es decir que tú conoces los verdaderos comportamientos de un... ¿psicópata?.- Interrumpió, estableciendo su azul semblante sobre el mío y quitandome la valentía con la cual hablar correctamente.- Pues todavía no puedo manejarlo bien, como  la posesividad o el sadismo, además del masoquismo o la obsesión de controlarlo todo. Además de que estoy aprendiendo a dar buenos consejos, hablar con cierta tranquilidad y buscar la forma que se abran ante mí. Enumere con los dedos, sietiendo su extraña mirada transpasar mi pequeña figura y hacer temblar mi interior. Acomodó su cobrizo cabello con una de sus manos, relamió sus labios sin quitar su vista de mi, intimidandome como nunca antes.

-Yo no creo que la posesividad forme parte de un psicópata, yo creo que él sólo quiere cuidar lo que es de él y le pertenece, algo que no a compartir con alguien más y sobre su cadáver a quien intente quitárselo ¿No? El masoquismo es bueno de vez un cuando, en el plano sexual no lo veo para nada malo, aunque muchos lo crean como algo pecaminoso y poco moral.-  Su sonrisa maléfica, me hacía dudar de quien era realmente él y su interés por el tema. Sus palabras taladraban tu mente, haciendote sentir realmente idota ante sus extraños puntos de vista. Abrí mis labios, buscando alguna oración con la cual rematar sus pensamientos.

-Oh vamos, no me digas que también crees en el sadismo ¿O sí?- Bromee

-Pues sí, sí creo.-Aunque no lo creas, si lo soy. El dolor de otro llega a aumentar la excitaión de uno mismo, ¿Tú no lo ves así?

Un extraño escalofrío recorrió mi cuerpo entero, haciendo mis manos temblar y mi mente colapsar. Estaba frente a un hombre masoquista, sádico y posesivo, ante un verdadero peculiar individuo. Una sonrisa se formó en sus labios, admirando mi estupefacción ante sus recientes oraciones. Mi semblante cambio por completo, nuestras manos se rozaron un microsegundo ,pero sus níveos y bien perfilados dedos eran perfectos para este intrigante sujeto.

-Ja, estás loco. Negue con la cabeza, tratando de sonreír y tomar como una broma el miedo que empezaba a crecer en mi misma.

-Más de lo que crees hermosa- Diciendo eso y dejando una atmosfera de incertidumbre.

Te diría te amo, pero luego tendría que matarte. (Back)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora