CAPITULO I

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HACE MUCHO, MUCHO TIEMPO

Año 420 a.c.

______ Hipólita! Hipólita!

Teseo trata de ver entre la humadera, la silueta de su amada.

Con el corazón desbocado, recorre el campo de batalla, el olor metálico de la sangre impregna todo.

Los cuerpos por doquier, desmembrados, desfigurados un digno campo de Marte.

Tuvo un fugaz recuerdo de Hipólita, su cabello negro como la noche, su sonrisa amplia, que solo era para él.

_____ Somos una raza fuerte por ser hijas del gran dios de la guerra, amo de los campos de batalla, alabado sea su nombre oh, padre Marte.

Esto le había dicho con orgullo, ese orgullo que era propio de ella y sus hermanas.

Con los ojos empañados logró divisarla en un hueco en la tierra, su espalda recostada por una roca. Su largo cabello enmarañado, su rostro ceniciento, era como una máscara.

Se arrodilló a su lado y tomando su mano, con marcas por el uso del arco, la lanza y la espada.

En otro tiempo logró vencerle, y gustoso dejó que lo domesticara.

Pero ahora, la tristeza lo invadía, esa mujer que estaba derrotada a su lado, no era ni la sombra de Hipólita.

______ Háblame, por favor, háblame, vuelve conmigo. No puedes dejarme aquí!

Su voz era desesperada, esa mujer que había sido su compañera de batallas, su amor, ella con su bella estampa, ella que lo dejó acercarse, ella..... estaba muriendo.

Al sentir su presencia, Hipólita abrió sus ojos negros, y un velo de amargura los cubría

_______ Mi padre clama, oyes su voz? Esta inmerso en este campo bañado en sangre y pronto me recogerá.

Amado mío, los dioses son caprichosos y no han dejado que me desposes. Yo hubiera abandonado a mis hermanas para ser tuya. Quiero que lo sepas.

No debes estar triste, pues voy al encuentro de mi padre, nuestros caminos deberán crusarce, pero no es este el momento. Ahora no es el tiempo.

Teseo la mira y su rostro está bañado en llanto.

______ Hipólita, debes resistir, seré tu esclavo mi señora, estoy de rodillas ante ti, debes ser mía, como lo dijiste, mía, mi señora.

Pero ya Hipólita había luchado su última batalla, su cuerpo, antes fuerte y musculado, ahora era un recipiente inútil, una daga traicionera se abrió paso en su muslo y llego hasta su arteria. Ahora la sangre alimentaba el campo de Marte.

Pero aquel bárbaro no se llevó nada de regalo. Ella vió, como en una visión, cuando su querido Teseo era derribado y leyó la intención del asesino.

Solo apuntó y su flecha y esta silvó en el aire hasta morder la espalda de aquel que a traición pretendía cortar el hilo de la vida de su amor.

Como un gato, saltó sobre la punta de una roca desde donde podía ver a Teseo caído, y sonrió alegre al verlo tratar de incorporarce. Cuando el la ve, sus ojos se agrandan y no alcanza a advertirle del peligro.

Un grito desgarrador salió de su garganta y cayó al sentir la daga clavada.

Solo fue un instante de descuido, en un momento, aquel maldito ser había osado atacarla.

Cayó hacia atrás y aquel miserable la tomó de los cabellos y la arrastró sobre las piedras.

Su cuerpo enorme, tosco, típico de esa gente del desierto, murmuró algo en su lengua y cuando ella chilló y luchó para liberarse ; el se frenó y con el dorso de la mano le propinó un golpe en el rostro.

HIPÓLITA @wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora