CAPÍTULO IV

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El sol se filtra por una ventana, mira a su alrededor, es una habitación plagada de almohadones, se estira en la cama y una mano varonil la toma por la cintura, es áspera y la sensación la embriaga.

_____Cuando esta estúpida guerra territorial acabe, serás mía, Hipólita.

Tu reino estará en paz y podremos ser felices juntos.

Ella gira y lo abraza, sus propios brazos son musculados, morena, dedos largos y delgados.

Cuando lo ve a los ojos, una felicidad la embarga, es un joven bello, varonil, de mirada penetrante, sus ojos son tan negros como los de ella.

Y si, de nuevo, es la cara de Rafael.

Ella siente su amor y como su corazón está a punto de estallar por ese hombre. Su protección, es lo único que necesita.

_____Claro mi amor, seré tuya, mi alma ya tiene dueño, y por los dioses juro, que te amaré eternamente.

Es a èl a quien necesita, lo demás puede esperar, sus hermanas no comparten su desición, pero la respetan, su hermana reinará, luego de que ella se haya marchado.

Apoya la cabeza en su pecho y èl juega con su cabello.

_____Hoy iré al puente de Diana la cazadora, y quiero que me acompañes.

_____Claro, también quiero pedirle su protección para la lucha de mañana, será ardua y muy dura.

Luego ambos llegando en sendas monturas, a la entrada del puente, ese puente de madera que daba paso al reino de Hipólita, ese puente que vio pasar a su amor, ese puente, testigo de su esplendorosa estirpe de amazona.

Teseo desmonta y para sorpresa de Hipólita dice :

_____Aquí, junto al puente de Diana cazadora, yo Teseo, juro amar a Hipólita, reina de las amazonas, respetar su estirpe y hacerla mi señora y yo su esclavo.

Dicho esto se acercó a ella y la tomó por la cintura, la bajó de su montura y celló sus palabras con un largo beso.

Ella lo mira y es felíz, su corazón late desbocado, entonces èl le coloca un medallón de oro que representa la cabeza del dios Ares con su casco guerrero.

Hipólita se emociona al recibirlo y lo aprieta contra si.

Nada podría empañar su felicidad.

Se despierta sonriendo, pero se da cuenta enseguida que todo fue un sueño y su corazón se rompe. Recuerda la libreta y con una angustia incomprencible, escribe lo soñado y dibuja lo que puede.

Se distrae recordando ese puente y tratando de dibujar los detalles de ese medallón.

Acomoda sus piernas muertas y las siente fuera de lugar, como si no le perteneciera.

Mira el reloj de pared que marca las 2:30 de la madrugada, parece eterna la noche, necesita un cigarrillo.

No. Necesita heroína. Sus manos sudan y el cuerpo está dolorido, está a punto de perder la cordura.

Se agarra del colchón y lo aprieta, mientras que un dolor agudo recorre sus miembros, no puede mantenerse quieta, tiembla, suda.

Siente que morirá, se araña las piernas y no siente dolor, en busca de un alivio, se muerde el brazo para contrarrestar esta locura.

Su estómago arde y se acalambra, no puede màs y un grito animal escapa de su garganta, ya no le importa nada, grita, se retuerce y araña en un espectáculo deprimente.

Esto alerta a la enfermera que llega corriendo con un gigante de bata. Ambos la sujetan y solo la atan a la cama. ______Es por tu seguridad nena.____le dice la enfermera mientras ella pelea para safarce. Quema, todo le quema, "voy a morir, voy a morir "! Grita desenfrenada.

HIPÓLITA @wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora