Desperté otro día mas en mi pequeña habitación, de mi pequeña aldea. Debía levantarme muy temprano, al ser la hija del jefe de la aldea, tenía muchos deberes por el bienestar de Mi Pueblo.
Empezando con la clasificación de la cosecha con los jóvenes del pueblo, Mi Pueblo se encontraba muy pero muy alejado de la capital: Karmaland.
Por lo que teníamos que preparar a los adultos para que lleven lo que se necesita para intercambiarla con lo que necesitamos, estamos orgullosos de tener los mejores alimentos de todos los pueblos, por eso el comercio es muy importante. A pesar de ser un pueblo muy pequeño, todos los pueblos vecinos conocían y anhelaban la cosecha de nuestro hogar.
-Hija- se dirigió mi madre- necesítanos que vayas con los pequeños del pueblo a inculcarles nuestro baile tradicional que se celebrará en unos cuantos días en el ritual de iniciación-.
-Por supuesto, madre-.
Me dirigí a la colina, donde un grupo de niños bromeaba y jugaban, sus risas resonaban por mi cabeza.
-Bien, niños- alcé la voz para que me mirarán- ¿Quién más está emocionado por esto?-.
-Nosotros- gritaron varios al unísono, dejando unos cuantos niños detrás.
-¿A ustedes no les emociona?-.
-Nosotros aún no entendemos porque tenemos que hacer esto- dijo molesto.
-Bueno- me senté en el suave pasto- Es una tradición. Desde tiempos antiguos, nuestro pueblo le ha bailado al Dios de la Paz y las cosechas, para que haya prosperidad en nuestros alimentos y paz y tranquilidad en nuestro pueblo, sino lo hacemos, los dioses podrían molestarse y que nuestro pueblo caiga en la ruina-.
-¿alguna vez has visto a los dioses?- pregunto curioso.
-Realmente no, pero mi corazón me dice que existen-.
-Yo creía que si, eres una princesa, pensaba que los dioses eran tus amigos- susurró para sí mismo.
-Ooh, cariño- dije tomándole las manos- no soy una princesa, solo la hija del jefe, no me siento superior ni inferior a nadie de ustedes-.
-¿Pero no es lo mismo?- preguntó, reí y negué con la cabeza.
-Kristina- escuche que alguien me llamaba, mi cuerpo tembló y se emocionó al escuchar su voz. Era Aristeo, mi prometido, la persona que mas amaba.
-¿Qué sucede?- dije levantándome del césped.
-Tenemos que ensayar el vals de compromiso para el baile de iniciación de los pequeños- sonrío, su cabello largo y rubio se movía con el viento.
Portaba su chaqueta verde tejida por mi y unos pantalones amarillos chillante, lo amaba.
-Por supuesto que si, querido- mire a los niños- déjame ensayar con ellos el baile de iniciación e iré contigo.
-Esta bien- me besó- no tardes-.
Miraba cómo se alejaba hacia el centro del pueblo, estaba comenzando a atardecer y hacía un clima precioso.Nadie pensaba en lo que estaría por pasar...
Mientras ensayaba a los niños, un fuerte olor de humo se hizo presente, mi mirada se centró en la aldea, ardía en llamas y la gente gritaba e intentaba huir de...¿osos?
Una mujer corrió hacia donde nosotros, supongo que era la mamá de uno de los niños.
-Quédate con ellos- le pedí y salí corriendo a la aldea, debía ayudar lo más que podía.
Logré ver cómo reunían a todos en una sola área, eran muchísimos osos y con armas muy poderosas.
Me escondí detrás de un árbol para que no me atraparan y poder escuchar lo que decían.
-Escúchenos bien- gritó uno de ellos- No hemos venido a pelear, pero ustedes nos atacaron y no teníamos otra opción más que defendernos-.
-¿A qué es lo que vienen? ¿Robarnos las cosechas? ¿Asesinarnos? ¿Comenzar una guerra- respondió mi padre enfrente del pueblo.
-Realmente no necesitamos nada de ustedes, solo necesitamos una cosa... o mas bien, una persona-.
Todos empezaron a murmurar, extrañados.
-Hemos venido para llevarnos a la princesa de este pueblo: Kristina-.
Me sobresalté, ¿venían por mi? ¿Ni siquiera los conocía? ¿Qué me harían?
-¡Jamás dejare que se la lleven!- era Aristeo, comencé a temblar-.
-¡Guarda silencio!- otro oso lo golpeó dejándolo en el piso.
No puedo dejar que lo lastimen, así que salí del árbol y grité
-¡Déjenlo en paz!- todos me miraron- ¡Por favor dejen en paz a Mi Pueblo-las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.
-Solo tú puedes evitarlo- dijo el mismo oso, haciendo referencia a que tendría que irme con ellos.
Mire a mi gente, sus ojos irradiaban preocupación y tristeza, no deben sufrir, no dejare que sufran.
-Iré con ustedes si prometen que no volverán a atacarlos- dije firmemente, mis piernas temblaban y no paraba de llorar, pero mi voz era firme y segura.
-¡Kristina!- gritó Aristeo entre lágrimas- ¡No lo hagas! ¡Te necesito!-.
Lo miré y susurré un "lo siento"
-Trató hecho, princesa- sonrío el oso- los dioses estarán contentos por tu sacrificio.
¿Los dioses? ¿Qué están diciendo?
Me subieron a una carroza, la gente comenzó a llorar, los lamentos de mi madre y Aristeo eran los que más escuchaban, yo también lloraba, no sabía que harían conmigo, podría morir, tenía miedo.
-¿Qué me harán?- susurre al oso que se encontraban en frente mía.
-Los Dioses nos mandaron una carta, debemos preparar todo para la misión de los 9 grandes héroes-.
No dije nada, estaba aterrada, llegamos a un portal, donde al entrar llegamos a un mundo de dulce y arcoíris.
-Bienvenida al mundo del amor, princesa- observe de reojo al oso- Realmente no queremos hacerles daño, pero sino cumplimos con lo que los Dioses dictan, nos castigarán-.
¿Hacerles? ¿Entonces no soy la única?
-Lo entiendo perfectamente- susurré.
Me llevaron a una torre con tonalidades verdes, el color verde me recordaba tanto a mi querido Aristeo.
-Espero volver a verte pronto, Aristeo- susurré al estar sola y encerrada en lo más alto de este enorme torre.
Créditos: https://twitter.com/solhuntercdm

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Chicas de Karmaland
Fanfiction¿Cuál es la verdadera historia detrás de cada una de las hermosas chicas que acompañan a nuestros héroes de Karmaland? Foto de la portada le pertenece a @mulemount en Twitter: https://twitter.com/mulemount/status/1228877314123075585?s=21