Llamas

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Akira pegó un grito, pues no entendía por que Vegetta había salto, hasta que sintió como su cuerpo se empapaba. Se había formado una especie de lagullina de agua sobre el piso, parecía estar adentro de un rectángulo de cristal, pero no lo había, estaba sumamente confundida.

Akira se soltó, mientras Vegetta salia del agua cristalina con Kristina, ella observaba lo maravilloso que era estar dentro de aquella extraña formación, quería quedarse dentro de ella, parecía un sueño. Hasta que los cálidos brazos del héroe la tomaron rápidamente, haciéndola volver a la realidad, se estaba ahogando, su ensoñación de paz mental no le había hecho percatarse de la falta de aire.

Comenzó a toser, escupiendo el agua que había tragado.

-¡Por los Dioses, Akira!- dijo Kristina, acercándose con cuidado a ella- ¿Qué te sucedió ahí dentro?- estaba preocupada.

-Fue increíble- susurró, mientras observaba como Dulce y Alexa caían en la misma fuente de agua Vegetta se acercó a ayudarlas a salir de ahí rápidamente, en cuanto estuvieron fueran, el liquido cayó al piso, desapareciendo por completo.

-Alexa, has lo tuyo- la morena colocó sus manos delante de ella y cerró sus ojos, su ceño se frunció.

-Vegetta, no puedo hacerlo- dijo- El aire alrededor es caliente- parecía estar asustada.

-¿Qué quieres decir con eso?- preguntó, pues se supone que había un plan que seguir.

-El castillo está en llamas-.

🌸

Los guardias peleaban con nuestros héroes, la gente huía atemorizada de aquel salón pues sin duda era un lugar peligroso, Enrique intentaba atacar a Mónica, pero ella esquivaba sus golpes, cuidando cada uno de sus movimientos, pues no quería volver a abrir su heridas.

-Sé lo que intentas, Mónica- decía el rey, quien poco a poco acorralaba a la chica- Siempre supe que te gustaba mi hija-.

-Me sorprende que se diera cuenta a pesar de lo ciego que está, su alteza- lo ultimo lo pronunció burlándose, ocasionando el enojo del hombre.

-A mi me sorprende que aún te guste, aún sabiendo que ella nunca te corresponderá- Mónica estaba atrapada- Aún sabiendo que ella nunca estaría con una plebeya como tú-.

La respiración de Mónica se agitó, el rey sabia donde lastimarla.

-¡¿Y CREE QUE NO LO SABIA?!- gritó, su pecho subía y bajaba con fuerza-¡YO YA LO SÉ!- cerró sus ojos rápidamente- ¡YA LO SÉ!- gritó y en ese momento estalló.

El cuerpo de la doncella estaba cubierto en una llama de fuego enorme, que había hecho retroceder al rey, pues emanaba un calor infernal.

-Su poder se ha activado- dijo Luzu, sin dejar de quitar los ojos del guardia con el que luchaba.

El problema fue cuando las brillantes llamas comenzaron a crecer y expandirse por el salón.

Todos dejaron de pelear—¡Evacuen a las personas!— ordenó Luzu, haciendo que los guardias y sus compañeros de unieran para ayudar a salir a la gente.

—¡Mónica!— gritaba Auron, pues a pesar de la mala relación que tenía con la doncella, su corazón le exigía protegerla.

—¡Yo se que Akira y yo no podremos estar juntas!— Cada paso que daba hacía que el piso ardiera en llamas cada vez más intensas—¡Lo único que deseo para ella!— el rey intentaba alejarse de la doncella— ¡Es que sea feliz con el hombre que ama!— sus lágrimas parecían ser llamas en forma de agua, pues eran rojas y brillaban con intensidad—¡Y ese hombre es Vegetta!—.

—¡Mónica!— gritó Auron, llamando la atención de la chica—¡Debes controlarte!— parecia sumamente preocupado—¡Recuerda lo que dijo Alexa! ¡Tus emociones controlan tu don!—.

—¡No puedo hacerlo!— grito en respuesta—¡Vete antes de que te lastime!—

—¡Nunca!— respondió, tratando de acercarse cuidadosamente, pero el calor de sus llamas era sofocante.

Las puertas del salón se volvieron a abrir de golpe, llamando la atención de todas las personas que aún quedaban dentro del lugar.

—¡Vegetta!— gritó Rubius, llamando la atención del héroe.

—Akira...— susurró el confundido rey al ver cómo corría hacia los héroes, mientras tomaba la mano del número 1, sus ojos se conectaron por un segundo antes de que girara hacia otro lado y percatarse de dónde provenían las llamas.

—Mónica...— susurró, miró de reojo a Vegetta, estaba distraído. Amaba al azabache con todo su corazón sin embargo Mónica era una de las personas más importantes de su vida, no podía quedarse de brazos cruzados, debía ayudarla. Rápidamente se soltó del agarre de Vegetta para correr a donde Auron y la pelinegra.

—¡Akira, detente!— le escucho gritar, pero sus piernas no pararían, debía ayudar a su amiga cueste lo que cueste.

—¡Mónica!— gritó deteniéndose al lado del pelinegro, el cual no paraba de sudar por la gran cantidad de calor que emanaba la doncella.

—¡Tienes que ayudarla!— en sus ojos se lograba notar la preocupación—¡Solo tú puedes hacerlo!—.

Akira asintió.

Sus pies se movieron lentamente, dando pasos cuidadosos hacia adelante—Mónica...— susurró.

Mónica PoV

Ese dolor de saber que nunca podrás estar a mi lado crece cada día más. Antes era por que eras una princesa y yo tu simple doncella, ahora es por que has encontrado a alguien que te ama tanto como yo lo hago, sin embargo no puedes corresponderme la manera en que le correspondes a él.

Quiero llorar.

Pero quiero verte feliz.

Y solo él puede darte la felicidad que mereces.

—Mónica...—

¿Acaso escuche bien? ¿Tu dulce voz está aquí? Estoy alucinando, no puedes estar aquí. Mi cuerpo duele pero no es por el calor de mis llamas.

Levante la mirada cuidadosamente...

Ahí estás

Caminando hacia mi, brillando y deslumbrando como siempre has sabido.

Ahora lo entiendo...

Eres luz.

No eres la persona que debería caminar a mi lado, sino la luz que guiará e iluminará mi sendero.

¿Me amas? ¿Aún que sea de alguna manera? ¿Aún que sea como amigas? Solo dime que si y con eso bastará...

Mi cuerpo dejó de arder, tu simple olor a rosas ha calmado el dolor de mi ser. ¿Cómo lo haces?

Tus brazos son cálidos al igual que tus besos otorgados por tus rosados y suaves labios...

—Estoy aquí...— te escuche susurrar—Estoy aquí—.

Chicas de KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora