SIETE

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Te conocí por tus silencios,

me abracé a todo lo que no decías

y juré lealtad a tus miradas oscuras.

Le dije que sí a tus labios en mis lunares,

a la manera en que tus dedos

dibujaban formas sin forma en mi espalda

o el recorrido de tus suspiros en mi nuca.


Conocí el camino a tu bolsillo derecho,

donde una cajetilla de cigarros se escondía

con catorce bombas de humo sin activar;

resolví el misterio de tus comisuras,

la manera en que la izquierda se tira más hacia arriba

cuando tienes un pensamiento desnudo;

o la curva de la derecha

en el momento que comprendes mis pensamientos.


Te conocí entre harina y malos entendidos,

intentando cocinar nuestras ideas

y mezclando lo que no dijimos.

Me encerré en tu cuello como un gato herido,

el pretexto perfecto para llevar tu perfume a mis pulmones,

cansados de respirar el polvo que dejó el pasado.


Fuimos sombra y luz de nosotros mismos,

un pesar incierto,

un sueño profundo.

Pero despertamos.

Y despertar es como perderse de nuevo.


Así que encuéntrame en tus ojos,

toma mi mano y llévame a ese silencio

donde te vi primero. 

De un peso y para llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora