Te conocí por tus silencios,
me abracé a todo lo que no decías
y juré lealtad a tus miradas oscuras.
Le dije que sí a tus labios en mis lunares,
a la manera en que tus dedos
dibujaban formas sin forma en mi espalda
o el recorrido de tus suspiros en mi nuca.
Conocí el camino a tu bolsillo derecho,
donde una cajetilla de cigarros se escondía
con catorce bombas de humo sin activar;
resolví el misterio de tus comisuras,
la manera en que la izquierda se tira más hacia arriba
cuando tienes un pensamiento desnudo;
o la curva de la derecha
en el momento que comprendes mis pensamientos.
Te conocí entre harina y malos entendidos,
intentando cocinar nuestras ideas
y mezclando lo que no dijimos.
Me encerré en tu cuello como un gato herido,
el pretexto perfecto para llevar tu perfume a mis pulmones,
cansados de respirar el polvo que dejó el pasado.
Fuimos sombra y luz de nosotros mismos,
un pesar incierto,
un sueño profundo.
Pero despertamos.
Y despertar es como perderse de nuevo.
Así que encuéntrame en tus ojos,
toma mi mano y llévame a ese silencio
donde te vi primero.
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De un peso y para llevar
PoetryColección de poemas inéditos de diversa índole. Escritos en mi depresión durante la transición a mi nula madurez.