A las once-once invoqué su nombre,
eran las once-trece cuando terminé de pensar,
once-quince y sigo esperando
que a las once-veinte no se apague el reloj.
A medianoche se cerró la puerta,
en diez segundos murió un extraño
y cuando vi la hora
ya había salido el sol.
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De un peso y para llevar
PoetryColección de poemas inéditos de diversa índole. Escritos en mi depresión durante la transición a mi nula madurez.