VEINTINUEVE

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Yo no sé escribirme,

no aprendí a dibujarme la raya del pelo,

porque no quería dividir mis pensamientos.


Pensaba que para amar a otro

tenía que aprender a amar al mar,

pero me ahogaba entre la sal y el viento,

así que decidí volar;


intenté abrir las alas y me cortaron las ideas,

para cuando encontré mis pies

la tierra se había hundido

y la vida se vestía de máscaras con sonrisas sin dientes.


Quise pasar un lápiz por mi boca,

pero sólo logré trazar mentiras,

mentiras de niño y de borracho

que se dicen para ganar el vicio y el juego.


No aprendí a ver sin abrir la boca

ni hablar sin haber escuchado primero.


Quería decir todo lo que gritaba con las ganas de quien corre un maratón

pero me puse un candado

y me prohibí ganar la carrera.


No quise más enemigos,

porque la sombra en el espejo me tenía por el cuello,

diciéndome: 

esta sí eres tú.

De un peso y para llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora