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Capitulo #1

¿MEJORES AMIGAS?

02 de octubre del 2019

Hace 5 meses atrás..

Los gemidos hacían eco por todo el vestidor de las chicas en el internado. Sabíamos que esto era sumamente incorrecto y prohibido, pero de solo pensar que alguien podría descubrirnos lo hacia excitante.

Él puso su mano en mi boca para que los ruidos de placer que emitía se disminuyeran, pero me era imposible callar cuando sus embestidas se hacían más fuertes. Y las cosas iban bien, hasta que escuchamos una voz entrando al vestidor  tarareando una canción, aquello hizo que detuviéramos por un momento lo que estábamos haciendo.

¿Qué demonios hacia alguien aquí a esta hora?

Siempre hacíamos nuestros encuentros en la madrugada, ya que nadie solía ir a los vestidores sino era después de las ocho de la mañana, que era cuando estaba permitido.

— Rob, detente..— le rogué como pude en un susurro, ya que a pesar de escuchar que había entrado una persona no le importo y continuó follándome como si no hubiera nadie— Por favor..

Él se inclinó un poco hacia mi oído y murmuró— El que me ruegues para que me detenga, solo me excita más.

Y sin esperarlo, introdujo completamente su miembro en mi, ocasionando que soltara un gran gemido que resonó con fuerzas por todo el vestidor, cubrí mi boca con rapidez, pero ya era demasiado tarde.

— ¿Hay alguien ahí?— pregunto una voz femenina que se me hacia conocida.

Al escucharla cerca, él se detuvo finalmente separándose de mi, sentí alivio de que se haya apartado pero eso no quería decir que mis nervios de que nos descubrieran se esfumarán, ya no estaba excitada por lo que ahora sí pensaba conscientemente.

— Si hay alguien ahí sal ahora mismo.. soy muy miedosa y no me gustan las bromas, así que por favor da la cara— su voz sonaba temblorosa por lo que no parecía estar exagerando.

« Tranquila chica, no es un maldito demonio, solo somos dos chicos con las hormonas alborotadas haciendo algo completamente prohibido » pensé.

Vi como Rob recogía su bóxer y su short de pijama  del suelo poniéndose las prendas rápidamente, mientras yo haciendo lo mismo con mi ropa interior.

Al culminar de vestirnos se acercó en pasos silenciosos hacia mi y puso su dedo índice en su boca indicándome que no hiciera ningún ruido, aunque claramente tampoco pensaba en hacerlo y lo único que teníamos a favor era que la iluminación era escasa y que todavía la chica no se había aproximado a donde estábamos.