De Poesía e historias sobre ti.

El paso del tiempo en una flor.

Marchito a cada centímetro,
Tanto así que siento muerto
Cada pétalo, desde el centro
Hasta el viento.

Marchito a cada beso, tan arrugado y nefasto, tan fácil y sencillo que parece incensario, tan seco. Desde el alma hasta el hueco.
Cuando está la has entregado.

Marchito, malito, maldito, carito...

Carito me salió ser tan marchito, tan seco, tan muerto. Tan maldito, de esos que te dejan el corazón malito.

De esos que te dejan el corazón Marchito...

¿Qué otra cosa podría hacer?
Si me pudro, si me hundo, si me siento muro contra taladro, con un hueco en medio, vacío.

Estoy marchito...
Con los pétalos cayendo, con la lágrima fluyendo,
Con el cuerpo inerte o al menos casi muerto
En tus manos deshaciéndose
Por mi incapacidad de crear polen
Soy escoria, rezago de la noria, muerto de ironía y herido por los días, donde el sol no me llegó y solo vi sombra
Zozobra, malobra, y una que otra alegoría de amantes sin amor, sin la mano que se siente bien en cuanto los toca.

Una flor tan loca, una hierba mala, soy hiedra venenosa, soy pasado, lo noto en mis párpados, en mis ojeras, en mis pómulos, en mis manos de pétalo, en las aceras, en mis recuerdos nostálgicos, porque al parecer son los únicos que importan a los estoicos cuando no hay salida.

Cínicos.

Estoy marchito. ¿Ya te lo había dicho?.
Creo que sí, pero no importa
Porque por más que reproche no me escucharías.
Porque crees que yo no puedo sentir.
Estoy marchito por todos estos días...
Y apenas puedo seguir...
No te rías, mejor
Sácame de aquí...

Ayúdame o hundeme,
Pero no te quedes viendo,
Pisame, pero ya has algo por favor
Para quitarme este dolor...

-Cristian Abad-