El pánico no es mi mejor aliado es estos momentos, solo me queda intentar convencer a Silvano de que me deje ir.
— Porque te quieres ir ahora Keila, no te voy hacer nada. Solo vamos a divertirnos. — Su cuerpo está demasiado cerca del mío.
—No quiero divertirme, quiero irme a casa. Ahora. — Quiero mostrarme segura de mí misma aunque por dentro esté muy inquieta.
— Keila, ven vayamos a sentarnos en mi sofá. Relájate y verás que todo va salir perfecto. — Baja su voz acercándose hasta mí rozando con su nariz mi cuello inhalando el olor de mi perfume.
— Eres muy hermosa, me gustas mucho. — Su mano toca mi muslo deslizando la mano hacia arriba.
Comienzo a tensarme, asustarme, lo único que puedo hacer es golpear con el pie la puerta.— Deja de comportarte como una virgen. Si has venido hasta aquí, es porque quieres lo mismo que yo.
— Te equivocas. Yo no quiero sexo. Ahora abre la puerta y déjame ir. — Silvano empieza a reírse a carcajadas.
Sin darme tiempo de pensar, él tira de mí posando sus labios en los míos. Me agarra fuerte por mis nalgas pegándome más contra su cuerpo.
Hago lo que puedo para quitármelo de encima. Siento asco, le propino una patada en su pierna, le doy otra por si acaso.
Salgo corriendo hacia la puerta golpeándola de nuevo y gritando ayuda.— Tonta. Nadie va venir, porque nadie te escucha. — Su mano agarra mi cabello echando mi cabeza hacia atrás.
— No sabes cómo me excitas. Ahora ven vamos a jugar a un juego.
Silvano se va hacia un cajón, dónde saca unas esposas, me las pone en mis muñecas sin apartar mis ojos de mí.
Seguidamente, empieza a desabrochar la blusa.— Déjame Silvano. Quiero irme. — Suplico para que no continúe.
En el momento que va besarme, se escucha una alarma.
Silvano se voltea muy enfadado y se marcha para ver qué ocurre.En ese momento me armo de valentía y salgo corriendo con mis manos esposadas. Me quedo horrorizada viendo a la gente correr, gritar como loca que hay fuego.
En ese momento no sé qué hacer, la gente se agolpan para salir del pub, incluso veo como una chica cae y se hace sangre.
Me bloqueo debido al pánico. Vuelvo a subir de nuevo por las escaleras para meterme en la oficina.Comienzo asustarme, trato de buscar la llave para quitarme las esposas dentro de mis posibilidades.
Busco por los cajones, entre los papeles... De pronto veo que el humo empieza a pasar por la puerta, escucho el ruido de las sirenas, me entra el pánico y comienzo a toser.
Trato de buscar un lugar para esconderme, no hay más salida que la puerta y temo salir para encontrarme con las llamas del fuego.
Lo único que se me ocurre es hacerme un ovillo y sentarme debajo de la mesa.
Sollozo pensando en lo peor, porque el humo cada vez me está afectando más.— Keila, Keila. ¿Dónde estás? — Escucho que alguien me llama. Grito desesperada por que alguien venga a auxiliarme.
El humo comienza a perjudicarme más, no paro de toser y cuando voy abrir la puerta para salir entra más humo negro haciendo que tosa notando como si me faltase el aire.
Trato de alzar mi voz para que alguien me escuche.
Escucho ruido, voces de personas...Nadie viene a mi rescate y yo voy sintiéndome peor.— Keila, dime algo. — Alguien vuelve a llamarme, me siento débil, casi me cuesta respirar, y en un último intento para ser encontrada tiro varias cosas al suelo golpeando la puerta.
Ya no puedo más, siento que mis ojos se cierran acabando por ver todo negro.Veo una luz amarilla. Otra roja, y por último una blanca.
Estoy viva o en el paraíso.
Abro más los ojos observando al médico que me está revisando.
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La Sonrisa Que Siempre Soñaste Existe
Romance# 2 PARTE DE LÁGRIMAS POR UNA SONRISA# El tiempo ha transcurrido y a pesar de sentir el vacío por la muerte de su marido. Keila intenta llevar su vida de la mejor manera posible. Un viaje a Grecia y una llamada inesperada, hará que Keila vuelva a te...