Nada más salir del hospital, Eliel me llevó hasta la casa de mis cuñados.
Le invito a pasar, no acepta, debe irse para descansar un poco antes de comenzar a trabajar.
Una pequeña desilusión golpea ligeramente mi pecho sintiendo una pequeña luz termina despacito por apagarse.
Eliel se aleja montado en su auto, me quedo parada viendo cómo desaparece notando un toque de tristeza en mis ojos.
Camino hacia la casa de mis cuñados.
Nada más abrir la puerta, Piero sale corriendo para abrazarme. Seguido lo hace Antón y Natacha los cuales estaban muy preocupados por mí.— Estoy bien. — Les repito para calmar su angustia.
— Keila, estábamos muy preocupados por tí. — Antón me coge por mis manos llevándome hasta el salón. Allí les cuento los sucedido. Esta vez no pienso mentir.
Antón se levanta cabreado.— ¿Ese hombre no tiene moral? Es un sinvergüenza. ¿Te ha hecho algo Keila? Dímelo y ahora mismo lo busco para darle su merecido.
— Afortunadamente no pasó nada. Y por lo que tengo entendido Eliel le dejó claro las cosas.
— ¿Eliel? — Asombrado me pregunta Antón.
— Sí, él fue quien me rescató junto a dos bomberos. Después se fue a buscar a Silvano para darle su merecido.
— Keila, me gustaría saber si hay algo entre tú y Eliel. — Su pregunta me pilla de sorpresa. Primero balbuceo, después intento encontrar una respuesta apropiada pero no me sale.
— Tranquila Keila, no debes de avergonzarte. Si yo mismo te he dicho que pienses en rehacer tu vida, estaré de acuerdo con la decisión que tomes. Estoy seguro que elegirás bien.
— Antón te he dicho que estoy bien así.
— Por eso cuando ves a Eliel te pones nerviosa. — Me dice por lo bajito Natacha dándome con el codo en mis costillas.
Me volteo mirándola con desaprobación. Yo y Eliel juntos.
¡Qué ocurrencias!Debía de quitarme de la cabeza a Eliel, él era un hombre solitario y yo una mujer con un hijo al que debo cuidar y proteger.
No termino de entender qué me sucede cuando estoy cerca de él.
Es como si fuera otra mujer más segura y liberal.
Puede resultar algo ilógico, imaginándome que él tuviera una varita y a través de sus luceros esmeralda me hipnotiza sintiéndome prendada por su magnetismo esclavizada por el deseo de querer quemarme en su fuego mientras me despoja de todos mis miedos actuando como mi maestro debajo de las sábanas.¡Maldita sea!
¿Qué hago pensando en esas cosas?
¿En verdad, soy tan incrédula como él me describe?
Si de algo estoy segura es en mí confianza. No sabré mucho sobre sexo, pero tampoco voy a permitir que se crea que estoy apalancada en la manera de vivir de nuestra cultura.
Si él es un Hatichi, y ve las cosas desde otro modo viviendo su vida a su manera, ¿Porqué yo no podré hacerlo?
No todos pensamos de la misma forma.Al día siguiente, me fui con Piero y Natacha hacer turismo. Queríamos terminar de ver la ciudad antes de marcharnos de vuelta a nuestro país.
En mitad de nuestra excursión, veo que Natacha se pone pálida.
Me acerco hasta ella preguntándole que le ocurre.— Rayan me ha contado que se va romper la sociedad con Silvano.
— ¿Porqué? ¡Oh, no! Es mi culpa. Debería haberme calmado y no haber abierto la boca.
— Tranquila Keila, no es tú culpa. Al parecer Silvano le ha dicho a Rayan que no quiere seguir con la sociedad.
— Lo lamento mucho, yo no sé qué decir. — Miro a Natacha pensando si habré hecho bien o no en haberle confesado las intenciones que llevaba Silvano conmigo.
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La Sonrisa Que Siempre Soñaste Existe
Romance# 2 PARTE DE LÁGRIMAS POR UNA SONRISA# El tiempo ha transcurrido y a pesar de sentir el vacío por la muerte de su marido. Keila intenta llevar su vida de la mejor manera posible. Un viaje a Grecia y una llamada inesperada, hará que Keila vuelva a te...