Capítulo 13

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Al paso de unos días había iniciado con algunos recorridos por las instalaciones de la empresa, el señor Watson se mostraba muy conforme con las críticas que hacía respecto algunos avances en el proyecto. La carta de recomendación que hizo Andana directamente a mi nuevo jefe se había convertido en el mayor de los gustos para mí, guardaba distancia entre lo personal y cotidiano que vivíamos, para enfatizar en mi labor.
Había invitado al señor Watson a cenar, mi madre conjuntamente con Andana habían preparado una cena exquisita para hoy en la noche, en lo que me permití salir más temprano y así poder llegar antes que mi invitado a casa.

─¡¡¡Sorpresa!!! ─escucho al abrir la puerta ─. Sonríe. Soy yo ─me abraza con efucividad.

─¿Rachel?, ¿qué haces aquí?

─Parece que has visto un fantasma. ¿Acaso no te gustó mi sorpresa?

─Claro que me gustó, como toda sorpresa me tomó fuera de base.

─Le dije a Rachel que debía esperar un poco, pero creyó mejor venir para tu fiesta de grado ─consigue decir Andana.

─¿Fiesta de grado?, a ver, ¿de qué hablan?

─La señora Margaret ha pensado en celebrar tu graduación y tu primer empleo ─festeja Andana.

─En fin... ─mascullo ─. ¿Qué tal todo? ─pregunto pasando por alto las ideas de mí madre.

─Muy bien, París sigue igual de bella que siempre y, una que otras veces parece no ser la misma sin ti ─entrelaza su brazo con el mío al subir los peldaños.

Típico olor de Rachel, apasionado. Parecía estar al tanto de todo lo que pasaba en Chicago, especialmente en mi vida. Hablaba hasta los codos.

─Estoy feliz de que tengas un trabajo digno de ti.

─Gracias ─solté abatido en la cama por el cansancio ─. ¿Qué realmente te trajo aquí?

─Hablé con Andana y le pedí vacaciones, las necesitaba desde hace mucho. Pero tu... pareces no muy contento con mi... presencia.

─¿Por qué debería estar aversivo contigo?, soy un tanto curioso y lo sabes.

─Tanta curiosidad pinta mal. Bueno, por si acaso ─espeta con sorna ─, tengo dos semanas de vacaciones, en lo que siento tener que molestar con la estadía ─si bien cada palabra rezuma rabia. Dio un portazo fuerte tras lo dicho que sentí que las paredes se movían.

No iba en contra de sus planes vacacionales, pero sabía que no era buena idea tenerla cerca de Alondra por mucho tiempo, haría de tripas corazón para pisotearla.
Era un día nuevo para todos, después de la cena con el señor Watson la noche anterior el ambiente denso había tomado otro espesor. Andana sabía lo malhumorada que Rachel estaba, en lo que sacó un tiempo para invitarla a recorrer la ciudad y hacer algunas cosas de mujeres; yo en lo que puedo salgo a la azotea de la empresa para tomar aire después de varias horas de entrega en el despacho, y después de unos minutos regreso a la oficina.

─No te pido más de media hora para hablar, sabes que tengo mucho que decirte ─espeta con voz suplicante. Mantuve la vista clavada en la panorámica de mi oficina, sopesando su propuesta.

─Sé cuánto es media hora, Alondra. Tiempo es el que no tengo para atenderte.

─¿Tan mal te ha hecho adquirir un buen trabajo y ser todo un profesional?, ¿tanto?

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