Capítulo 7: Cara a cara

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ElEl lugar estaba completamente oscuro. Lo cierto era que debajo del escenario, en el punto cero, yacía un cuarto sucio y viejo, en el cual tanto como KiBum y KyuHyun se sentían completamente desorientados. Era algo que no habían completado en todo el plan, o más bien KiBum, la mente maestra en todo. 


― ¿Aun no te acostumbras a la oscuridad? – pregunto KyuHyun, buscando a su compañero, quien parecía estar cerca suyo. Podía sentirlo. 

― Deme unos segundos 

― Este lugar es bastante pequeño, pero no tanto como para alcanzar el techo – KiBum toco el hombro del peli azabache, encontrándolo. Era extraño como los ojos de KyuHyun podían brillar. 

― Creo que puedo ver algo ahora, buscare esa tabla – informo, volviendo a separarse de su amo – Como usted dice, no creo lo alcancemos con solo estirarnos, lo mejor será que yo me agache y usted se suba arriba mio 

KyuHyun asintió, aunque sabia su subordinado no lo veía. 

― Sabes, he estado pensando que quizás…

― ¡La encontré! – Le interrumpió KiBum – Venga, rápido 

El peli azabache entendió que quizás no era el momento para confesarle sobre sus pensamientos. Había sentido lanecesidad de informarle, porque KiBum era una persona de la cual dependía mucho y a su vez, quien estaba con el en todo lo del rescate. Eran un equipo al fin y al cabo. No quería poner en riesgo a su sirviente. Pero la charla se extendería, y no podían perder el tiempo discutiendo. 

KiBum ya estaba agachado cuando llego hacia él. KyuHyun pensaba que su sirviente se estaba involucrando demasiado en esto, al igual que el ¿Seria posible no fallar, involucrando sentimientos? 

― Trate de no moverse mucho, mi espalda se lo agradecería – KyuHyun sonrió. En momento como ese, algo de humor venia bastante bien. 

― Bien, solo debo mover esto hacia arriba ¿no? – dijo el peli azabache, ya arriba de la espalda de KiBum.

― Hágalo con cuidado, no queremos levantar sospechas 

― Hey, no soy ningún idiota – bufo. 

La tabla cedió de inmediato cuando KyuHyun la tomo con ambas manos y con un leve empujoncito, la subió. Pensó un poco antes de moverla hacia el lado derecho.

― ¿Cree que ya es demasiado tarde? – la voz de KiBum sonaba a derrota. Al peli azabache no le agrado mucho. Ellos jamás se rendían. 

― Sera el último, estoy seguro 

― ¿A que se viene tanta seguridad? – pregunto un dudoso KiBum, haciendo una mueca debido a que Kyu comenzaba a moverse sobre su espalda. 

― Él fue el ultimo en ser robado, y además, por lo que vi en la sala donde estaban, estaban puestos en un orden en especifico – explico. 

― Espero su lógica sea la correcta 

― Creo que han vendido al penúltimo – dijo más para si mismo el peli azabache. KiBum aunque tratara de poner atención, no escuchaba absolutamente nada, por lo que dependía de su amo, el saber lo que ocurría arriba de ellos – el animador esta anunciando al último humano, KiBum hay que lanzar la bola de humo 

KyuHyun se bajo de un salto de la espalda algo adolorida de su sirviente y con su mirada exigió rapidez en sacar el aparato que los llevaría al ataque. Pero KiBum quiso primero estirarse un poco hacia atrás después de la incomoda posición en la cual estaba segundo antes y luego saco de su bolsillo aquella pequeña bola de humo, entregándose en sus manos a su amo. 

Ambos asintieron entendiendo que era el momento de dejar esa careta y dar paso a su verdadera naturaleza. 

― Extrañaba esto – murmuro KiBum haciendo sonar sus nudillos. 

― Allá vamos – le aviso, tirando la bola de humo hacia arriba. Esperaron segundos después que el humo se propagara para subir ellos. 

El salón principal se había convertido en un griterío absoluto de gente conmocionada. Nadie que iba con un objetivo especial, como lo era comprar y burlarse de los humanos, esperaría un ataque sorpresivo. La seguridad en las subastas era algo por lo cual estar orgulloso para sus organizadores, pero su error siempre había sido cuidar demasiado su mercancía y no su alrededor. KiBum acababa de aprender esa lección. 

― ¡RyeoWook, ve por el! – le ordeno algo urgido. Ellos ya se estaban moviendo con rapidez, lo supo cuando sintió una presencia acercarse a él. 

Dio un manotazo hacia atrás, escuchando a un hombre quejarse ¿la nariz? De seguro le había dado allí, pero no espero para corroborarlo, su objetivo: SungMin. 

Comenzó a correr en su búsqueda, no lo veía por ningún lado. Había mucho humo aun de por medio y la gente pasaba frente suyo corriendo como en una maratón. Había muchos gritos de órdenes, muchos de los cuales iban dirigidos hacia él. Ya lo habían detectado. Estaba mal, lo sabía. Debían haber tomado a RyeoWook y salir cuanto antes, pero no podía seguir avanzando y dejar atrás a SungMin. Esperaba KiBum lo perdonara. 

― ¿A dónde crees que vas rata? – le dijo un hombre tomándole por el hombro y girándolo a su vez. 

Un fuerte golpe en su mejilla dio paso para iniciar una pelea, de la cual KyuHyun no estaba interesado en prologar por mucho tiempo. Mucho menos cuando estaba retrocediendo para desviar los ataques de un guardia, vislumbro algo nebuloso, la silueta de SiWon. Eso lo alentó en cierta manera a finalizar su encuentro. Pero el otro hombre había pensando que KyuHyun había bajado las defensas y se coloco detrás de el para colocar sus manos sobre su cuello, acto que incito al peli azabache a dejar su pierna atrás y tomarle de sus manos para dar media vuelta y tirar de el hacia adelante. El hombre cayó boca arriba, haciendo un fuerte impacto. 

KyuHyun corrió apresurado, estaba perdiendo el control de si mismo. Necesitaba encontrarlo. 

― ¡SungMin! – grito desesperado. 


Porque si teniéndolo tan cerca, no podía alcanzarlo. Como era posible que fuese tan débil como para no rescatarlo. Pensaba KyuHyun. Estaba preocupado, porque incluso usando sus poderes, no lograba llegar hacia él. Pero aun así, mientras sus piernas aun sirvieran para correr, él lo perseguiría. 

Fueron esas mismas piernas, las que lo llevaron a salir del recinto y llegar al estacionamiento. Instinto quizás. 

― ¡SungMin! – volvió a gritar, pero esta vez, encontrándolo. El aludido volteo de inmediato en el asiento de atrás del auto, reconociendo esa voz. 

Había pasado tanto tiempo desde que no se veían, que la melancolía los embriago por momentos. Para SungMin era casi como estar delirando. El peli azabache se había convertido en una mera ilusión a esta altura, algo inalcanzable. Pero ahí estaba y no estaba soñando, no podía estarlo. Porque jamás podría olvidar esos ojos rojos. 

Solo los separaba un vidrio. Nada más. 

― Así que tu eras el que ocasiono todo esto – les interrumpió la voz grave de SiWon, quien aparecía por detrás de su auto. KyuHyun endureció su mirada. 

Rencor, odio, corrían por sus venas. 

― Tienes algo que me pertenece – declaro. 

SiWon sonrió. 

― No lo creo – respondió el hombre lobo – hasta la próxima Cho – finalizo, entrando en el auto. 

KyuHyun corrió de inmediato cuando supo que el auto se pondría en marcha, pero por más que fuese rápido, por más que les haya seguido hacia las calles, SungMin se había marchado. 

Nuevamente.

Cayo de rodillas al suelo sin poder aguantar las lagrimas. Otra vez, le había fallado. 

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