Capítulo 8- Conectados

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Capítulo 8: Conectados

Frio. KangIn sentía como un frio recorría su espalda. Eso era lo que llamaban ¿escalofríos? 

¿Cuántas noches no había llegado a soñar con este momento? ¿Cuántas veces no imagino ese rencuentro? LeeTeuk se había convertido más que una necesidad, un anhelo. Creía que nunca más lo volvería a ver, pero ahora lo tenia allí, frente suyo, e igual como lo recordaba. Se sentía absolutamente extraño. Temía de ese LeeTeuk.

― Dime que esto no es real – suplico KangIn, demasiado desconcertado para moverse de la cama. 

― Solo si tú lo deseas – respondió LeeTeuk – ¿No querías verme? 

― ¡LeeTeuk! – desesperado se levanto de la cama y se abalanzo sobre el mayor, abrazándolo posesivamente. 

No importaba que LeeTeuk fuera, el necesitaba sentirle. Era su olor, era su cuerpo, todo se sentía como el, no podía ser un sueño. 

LeeTeuk correspondió al abrazo, intensificando el deseo en ambos por compartir contacto físico. Ambos creían que las palabras sobraban, más los suspiros y lagrimas faltaban, para demostrar cuan emotivo era el momento. Encerrados en una burbuja, se sostuvieron por varios minutos, impregnándose de la esencia del otro. 

― No sabes cuantas veces susurre tu nombre en mis sueños – murmuro KangIn a su oído con voz ronca -. Eres mi mayor fantasía, dime que soy un niño, pero no negare el hecho de que deseo tenerte entre mis brazos por siempre, no quiero soltarte nunca más 

― Y yo tampoco quiero hacerlo. No quiero que me sueltes, quédate conmigo 

― ¿Ahora? ¿Por siempre?

― Si, quedémonos aquí, este es el único lugar donde nadie nos molestara – dijo LeeTeuk sosteniendo sus rostro. El macizo receloso, lo miro directamente a los ojos. Si se quedaba con LeeTeuk, podría vivir lo que siempre quiso, una vida plena, pero ¿Qué pasaría con los demás? ¿Y la sección H

Los suaves labios del mayor le robaron sus pensamientos, haciéndolos desvanecer. 

Podrían ser solo segundos, pero KangIn seguiría sintiendo la textura y sabor de los labios del mayor sobre los suyos. 

― Si me estas provocando, es una buena manera, pero eso solo aumentaran mis ganas de exigir más – las fuertes manos del macizo hicieron presión sobre la delgada cintura del mayor y lo apretó más a su cuerpo, dejando en expuesto su dura virilidad. 

― Solo han pasado meses y te has convertido en todo un salvaje, me agrada – sonrió el mayor, volviendo a atacar sus labios, sintiendo esa presión en sus pantalones del ya excitado miembro de KangIn. 

Pero había algo que aun no calzaba para KangIn. Mientras se dejaba ser devorado por ese lobo con piel de oveja, su mente no dejaba de estar intranquila. Era cierto que físicamente LeeTeuk era el mismo, pero su personalidad difería de aquello. El LeeTeuk que mantenía en sus recuerdos era molesto. Era irritable y controlador. No se dejaba manipular fácilmente. Le gustaba ese chico que era difícil de dominar y que no se entregaba fácilmente a su cazador. 

¿Qué era todo eso de ahora?

Se separo de LeeTeuk bruscamente, rompiendo el beso. El mayor le miro consternado y con el ceño fruncido.

― ¡¿Qué te pasa?! 

― Tu no eres… - antes de poder terminar, KangIn se sintió mareado, teniendo que volver a sentarse en la cama, seguido por LeeTeuk quien se arrodillo frente a él y trato en vano de tocarle la frente, pues KangIn le quito la mano de una bofetada – No me toques

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