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Baile. Parte 2.

El aburrimiento se hizo notar, no tuvo más opción que bajar. Aún le desconcertó el hecho de que dijera esa palabra.

¡¿Prometido?! ¿Escuche bien? ¿Es eso posible?

Son las preguntas que rondaban en su cabeza. Caminó por el patio hasta llegar a un gran ventanal que daba a la fiesta, allí se veía a este bailando junto a su "copia" con un ligero rubor y alegría, tal vez provocado por el licor o solo porque en verdad se querían. Algunos que los rodeaban les daban una severa mirada de desaprobación o extrañeza, hasta de asco. Pero a ellos no les importaba, seguían en su improvisada y torpe danza. Yuri les observaba y sonreía; porque aunque la gente no estuviese de acuerdo con esa unión, ellos seguirían adelante. Sin embargo un ligero pensamiento se coló por su cabeza y le entristeció.

No importa si se quieren o si llegasen aceptarlos. Son hombres.
Nunca podrán tener un hijo... Tal vez conseguirían alguien para eso, pero nunca sería suyo totalmente.

Y este prohibido amor de su nuevo amigo, le inspiró y se imaginaba poder estar de esa manera con la misteriosa chica de ojos lilas. Sin importar lo que los demás dijeran, que aunque la vida les golpeara una y otra vez, ellos se levantarían juntos.

Porque intuye que la vida, les ha dejado a Eiji y su pareja de los peores moretones y cicatrices posibles, se le nota en sus miradas.

Juntos me recuerdan a mis padres, el dolor, la pérdida, la aflicción y el cariño como bálsamo les une... debe ser por eso que me siento tan... en confianza...

Así que puso una mirada regia, se apartó del ventanal, y aprovechando que estaba solo, hizo lo que no logró realizar en toda la noche.

Fue en su búsqueda.

Y esta vez no debía distraerse.

Dentro del calor del salón un gobernante el cual ya se había sentado sonreía sin sonreír

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Dentro del calor del salón un gobernante el cual ya se había sentado sonreía sin sonreír. Al principio sentía feliz, pero...

A veces las personas suelen ser hipócritas. Muy hipócritas.

Disfrazaban sus verdaderas intenciones con una sonrisa gallarda y sus logros. Algunos querían que bailara con sus hijas las cuales estaban en edad de casamiento. Estas eran muy complacientes, es decir, que cuando intentaba buscar un tema de conversación ellas no respondían, lo hacían con miedo, o buscaban dar una respuesta que a él le agradara. Otras en cambio (algunas señoritas de esta mañana) le insinuaban cosas muy inapropiadas, le gustaba el atrevimiento, pero era demasiado exagerado y para nada disimulado.

Once Upon A Winter... [Otayuri/Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora