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ZVER (bestia)


Lo único que hicieron los humanos fue soltar un largo y pesado suspiro, uno que reflejaba lo cansados que estaban de aquellas sorpresas repentinas en esa extraña aventura. 

El monstruo, la bestia, la cosa que aterrorizaba aldeas y espantaba aldeanos se veía en aquellos instantes como un cachorro desamparado con la pata rota. Apenas tocó el suelo - mejor dicho se golpeo contra el suelo- se encogió de manera que su hocico alcanzaba la pata que estaba más herida. Sus movimientos torpes reflejaban lo mucho que le dolía aquella herida en particular. Tenía varias otras pero no les prestaba mucha atención, solo a esa cuya envoltura beige cuando posteriormente comenzaba a tintarse de carmesí. No le importaba tener a su adversario observando, solo perdería la poca dignidad que le quedaba y sería desplazado de bestia salvaje a cachorro/osezno herido.

- Ahg – se quejó en el suelo rodeado por árboles y el campamento improvisado humano, por el brusco movimiento su herida volvió a abrirse y de la venda escurría aquel líquido carmín con olor metálico que tanto le caracterizaba.

Comenzó a lamer la zona, saboreando con cada lenguetazo la amarga sensación de la sangre. y cuando se vino a dar cuenta, el menor de los humanos se encontraba allí. Gruño en respuesta de manera que éste entendiera su mensaje

El joven rubio a pesar de todo se acercó.

- Calma... - le decía como si hablara con alguna clase de animal perdido- shh.

- Yuri, cuidado. Puede ser peligroso acercarse así.

- Solo trae algo para que coma.

No puedo pararme, duele. 

Decía una parte de él. 

No te quiero cerca, alejate.

Decía la otra.

- Ya tranquilo. – a pesar de su desagrado para con los caninos gracias a su mala experiencia con Makkachin sabe cómo lidiar con ello, así que con su mano temblorosa y la otra sosteniendo fuertemente la empuñadura de su espada acercó cada vez más su mano hacia el hocico de la criatura que le gruñía. Y la toco, acaricio su hocico como lo hacía con la perrita de color café cuando la encontró: cachorra, herida y temblorosa. – Te puedo ayudar. Me asegurare de que no te lastime el humano feo... 

Me cree idiota. 

Era un muchacho de clase alta por lo que pudo distinguir. No por sus ropas vueltas un manojo de trapos sucios, sino por su tez, la calidad de la piel que llevaba puesta y su mirada. Reconocía esa clase de mirada, aunque no recuerda de donde. Solo sabe que es sin duda alguien importante, generalmente esas personas usan su porte y su voz para parecer intimidantes frente a sus subordinados. Pero claro que ahora el rubio solo se esforzaba por mantener su temple, la bestia no era una persona, no era alguien que pudiese manipular con oro o con amenazas. Era tan solo eso, una bestia, una criatura no humana la cual tiene instintos salvajes y por lo que escucho  y observo, también asesinos. 

No parece peligroso. Es raro.

Le deshizo la venda, le reviso la herida y después de levantarse y buscar algo empezó a tratar de hacer exactamente lo mismo que hace unas horas cuando lo tenía inconsciente. La diferencia esta vez era que el rubio en su actuar temblaba y la criatura estaba enfadada. 

No se dejó curar nada, apenas el rubio tanteo con una especie de paño la zona la bestia por instinto gruño fuertemente y lo empujo lejos, haciéndolo caer estrepitosamente en dirección hacia un árbol congelado que estaba cerca de allí. 

Once Upon A Winter... [Otayuri/Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora