Once Upon A Winter... [Otayuri/Viktuuri]

08

Heridas

- ¡Viktor!

Gritaba desesperadamente, el menor le habia perdido de vista, cuando voltea lo ve cruzando el lago, caminando sobre el agua como si fuese el mismísimo Jesucristo.

Corrió para alcanzalo pero la mujer a su lado le detuvo.

Escuchó ladridos provenientes de una de las torres. Makkachin estaba desesperada, igual que todos a su alrededor.
Escuchaba llantos de los niños y griteríos:

Cruzen el puente.

Rápido que se va a escapar.

Mi hijo, salven a mi hijo que el rey lo hirió.

Corran. ¿Nieve? Hielo? ¿Pero como?

Nos va a atacar a todos.

El rey lo hirió, el rey lo hirió. Muerto, está muerto. El rey lo mató. El rey la mató.

- ¡Yuri!

- ¿Chris?

- ¿Estás bien?.

- Si.

- ¿Señorita está usted bien?

- Si.

Lo veía perderse entre los árboles, veía como ese hielo denso y filoso se formaba entre las copas y se extendía por sus alrededores. Soldados pasaron a un costado tratando de cruzar el puente, sin embargo el Capitán Giacometti silbó como señal de que lo dejasen así por ahora. Lo importante era atender a los heridos y calmar al pueblo.

Mila logró llegar a su lado. Él estaba arrodillado cerca de la orilla, observando el guante blanco con los ojos llorosos de la rabia. Siendo abrazado por la dama de ojos lilas, que le acariciaba la cabeza con ternura contra si, un gesto adorable que usaba para calmarle como a un animalito. La pelirroja estaba pálida, pero se arrodilló junto con él y le tomó la mano en señal de que podía contar con ella en todo momento aunque esta no supiera nada de nada.

- ¿Lo sabías?

- No...

- ¿Cómo hizo?

- No lo sé.

- ¡Yuri!

Le llamo su institutriz abrazándole muy angustiada de manera maternal.

- ¿Estás bien?

- Si. ¡Auch! - le acaba de dar una palmada por detrás de su cabeza.

- ¿Por qué no le hiciste caso? Pudiste haber evitado esto.

- ¿Y como iba yo a saber que saldrían rayitos de sus manos?

- Yuri.

- Yakov.

- Me alegra que estés bien, no soportaría el hecho de que de nuevo...

- ¿De nuevo?

Al notar lo que dijo, frunció el ceño y le cuestionó. El mayor estaba pálido de pronto, su mandíbula comenzó a temblar y no por el frío que hacía.

- ¿De nuevo?...- saboreo cada una de esas palabras- ¿lo sabías?... ¿lo sabían?

- Yuri nosotros...

Vió acercarse su abuelo, quien estornudaba y se cubria la nariz con un pañuelo. Le miró a los ojos, como si se comunicaran hubo un ápice de arrepentimiento en ellos, más que de angustia. Allí se dió cuenta de que toda su vida había sido engañado. De pronto un manotazo a su tutor y empujó levemente a su institutriz, apartándolos de si.