Destinados | Loki y tu |

La vida de Loki

A la mañana siguiente, Loki pasó de ir a ver a ___. Ya sabía que lo despreciaría, como siempre, le llamaría mentiroso, le miraría con odio... Por primera vez comenzaba a cansarse de ser el dios de las mentiras y que nadie confiase en él.
Estaba leyendo en la biblioteca, pero no podía concentrarse en su libro de magia. Su mente estaba ocupada pensando en la midgardiana. Suspiró y cerró el libro.
- Debería de olvidarme de ella. Debería de dejarla marchar... - se dijo a si mismo susurrando.
No pudo.
Fue a buscarla a su habitación para decirle que la dejaba volver a Midgar, pero en cuanto la vio sentada en el balcón observando Asgard, no pudo. Su pelo volaba con el aire. La luz entraba por entre las cortinas.
Suspiró. No podía dejarla. No la iba a olvidar.
Iba a marcharse cuando ___ se dio cuenta de que Loki había entrado en si habitación.
- ¿Qué quieres?
- No, nada. Solo ver que estabas bien. Veo que sí.
- ¿Cuando me dejarás marchar? - a Loki le pareció que la chica le había leído la mente, pero se mantuvo firme.
- Ni siquiera se si te voy a dejar ir. Ya sabes porqué.
- Por una mentira, sí.
Le partió el corazón esa afirmación tan directa, fría y seria. Ella no podía ver su rostro, pero Loki se entristeció. Se acercó al balcón.
- Deja ya de decir que es mentira. No todo lo que digo lo és.
- Pero si la mayoría de las cosas.
- No es verdad. ¿Crees que elegí yo esto? ¿Crees que yo elegí ser el dios de las mentiras? ¿Crees que no estaría mejor si no te hubiese conocido? ¡Hay muchas cosas que hubiese preferido no ser o que no hubiesen pasado! Empezando por mis orígenes. ¿Crees que me gustó saber que soy adoptado y que mi destino era morir de bebé? Después Asgard. ¿Crees que me gusta ver a Thor todos los días y contenerme para no darle un puñetazo? Yo deseo Asgard más que él. Y se que lo reinaría mejor. Pero no, yo siempre viví, vivo y viviré a su sombra. ¿Quieres algún motivo mas o no te parece suficiente infelicidad? Como para que ahora vengad tú a arruinarme más.
Se dio la vuelta rápido y se fue dando un portazo. La joven muro la puerta apenada. Habían muchas cosas que no sabía de él hasta entonces. Igualmente, decidió no ir a buscarle. Pensó que sería mejor ir más tarde, cuando se hubiese relajado un poco.