Un Simple Sirviente [CANCELADO] (YAOI/GAY)

•~ Capítulo 6~•

Capítulo 6 —
Solo en la mansión

Volvió a desaparecer...

— Al menos debí preguntarle qué debo hacer ahora...— Suspiré con mi vista fija en la puerta.

¿Para qué tienen puerta si no la usan?

Me dirigí hacia unos de los sillones individuales y me senté. Estoy tan confundido ¿Cabe la posibilidad de que ellos sean magos? Aún así sigue sin ser la razón por la que desaparecen de la nada.

¿VAMPIROS?

No, No, No. Cosas como esas no existen. Creo que me está haciendo mal vivir con chicos guapos que desaparecen y aparecen de la nada...

— ¿Así es tu forma de limpiar? ¿Quedándote sentado?— De la nada apareció el rostro de Reiji en mi cara.

— ¡WAH!— Del puro susto que él me dió me tiré a suelo. Joder mi corazón tiene una maratón.

¿No sé supone que te habías ido? ¿O andas de Stalker?

— Tengo que admitir que los de tu "Clase" son perezosos por naturaleza— Habló serio ajustándose los lentes.

¡Wah! ¡Lo dice sin ningún pelo en la lengua! ¿Será maldito y apuesto?

— ¡No estaba de holgazán!— ¿Qué escusa inventó? ¿Tenía ganas de cagar y estaba practicando?— Solo hacia sentadillas en el sillón.

¡Taylor, eres un genio!

— ¿Qué...?— Reiji tosió ante mi ignorancia— Regresé para informarte sobre la entrada y salida de clases.

¿Se estudia para ser apuesto?

— De las diez de la noche hasta las tres de la madrugada son nuestros horarios— Informó de brazos cruzados con la mirada fría fija en mi bello ser.

¿Nocturnos? ¿Vampiros? ¿Guapo? Obvio ¿Hotel? Trivago

— ¿Son clases nocturnas? — Estoy confundido ¿Quién quiere ir a perder sueño en un establecimiento? ¿¡Y DE NOCHE!?

— ¿Algún problema con eso?— Preguntó de manera fría. Solo falta que saques chuchillo y me apuñales.

— Ninguno, Reiji-San— negué nervioso.

No lo negaré. Este tipo es realmente un sin corazón. ¿Y se supone que es hermano del príncipe?

— Por cierto— Lo mire atentó— En Treinta minutos nos vamos.

Dió media vuelta y se fue caminando. ¡Estoy as-om-bra-do!

¡Puede caminar!

Me aguante las ganas de reír y mire mi reloj de pulsera por segunda vez. ¡Vaya!, ¡Ya son las nueve!. Aprovecharé el tiempo para ir a mi habitación a dormir. Me encaminé hacia el laberinto sin fin llamado pasillo.

Pero el destino no me dejaría ir a dormir.

Vueltas, vueltas, vueltas.