DE PASEÓ.

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Narradora.

Habían pasado seis días y Yerin seguía comportándose mal con las personas, seguía golpeando y molestando ya que las órdenes de Eunbi la enfurecian mucho más logrando que se desquitara con cualquiera que se el atravesará en su camino. Cada día era un martirio para Yerin, tener que soportar las tontas órdenes de aquella chica, fingir que todo está bien delante de los demás tirando su orgullo al suelo, ella ya no sabía si podría aguantar más.

-Yerin limpia mis zapatos- Ordenó la menor indicando con su dedo índice su zapato.

-Si- Yerin solo se limitaba a contestar secamente.

-Pero hazlo con tú suéter- Dijo sonriendo de lado.

-Está bien- A Yerin ya no le afectaba tanto como antes, ahora sabía controlar más su enojo.

-¿Por qué ya no te enojas?- Pregunto decepcionada.

Mientras Yerin estaba ocupada limpiando aquellos zapatos con su suéter Eunbi no dejaba de mirarla.

-No lose, ya me tengo que ir el descanso ya casi termina- Indico después de limpiar los zapatos de Eunbi.

-Espera! mañana es sábado así que quiero que vallas a mi casa por mi- Dijo observando sus uñas.

Yerin solo miraba aquella chica que parecía inocente e indefensa pensando en por qué la tuvo que conocer.

-¿A qué hora?- Pregunto sin importancia.

-No me vas a preguntar a dónde vamos- Se sentía confundida ante el comportamiento de la mayor.

-No me importa a dónde vamos, solo dime la hora; no es como que tenga opción de decidir si quiero ir o no- Contesto mirando sus ojos.

-Tienes razón, ven por mi a las cinco de la mañana- Dijo sonriendo alejándose de aquel lugar.

Yerin solo suspiró imaginando como era su vida sin Eunbi, recordando los fines de semana llenos de diversión y alcohol. Pensando en mil maneras de matar a la chica que la molestaba -En que estoy pensando, yo no soy capaz de hacer eso-. Pero estaba tan frustrada que ya no sabía si era capaz de hacerlo o no, solo quería que todo esto terminará y estar tranquila.

Solo regreso a su salón perdida en sus pensamientos, mirando a la nada.

-Hey~ Yerin-ah ¿Como te fue con Sinb?- Pregunto la más alta observando a su amiga pálida.

-Bien- Dio una leve respuesta y se sentó en su lugar.

-¿Estás bien? Te miras enferma- Pregunto preocupada.

-Estoy bien, es solo que ya no aguanto a Eunbi- Dijo colocando su rostro en el pupitre.

-Entiendo- Suspiró. -¿Y como vas con el plan?- Volvió a preguntar curiosa.

-No losé, no eh tenido la oportunidad de hacer algo más, ya soy amiga de sus amigas pero con Eunbi no eh echo nada todavía- Contesto cerrando sus ojos.

-Pues será mejor que te des prisa, por qué si no jamás lo haras- Aclaro para después sentarse bien en su banco mirando a la maestra.

-Está bien- Contesto poniendo atención a la clase que estaba a punto de comenzar.

Ya era sábado, el reloj de Yerin marcaba las cuatro y media de la mañana, tenía que salir antes de su departamento para estar puntual en casa de Eunbi. Al llegar la dejaron pasar al patio de la gran mansion dirigiéndose a la puerta para después tocar el timbre. Después de unos cuantos minutos salió una señora no mayor de 60 años.

UN INEVITABLE Y PELIGROSO AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora