EL ¿CASTIGÓ?.

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Pov Sinb.

Sin duda no me gusta cuando la gente me ve la cara de idiota y que Yerin lo haga no es opción para dejarme, el que nos becemos no significa que ella pueda dejar de obedecerme y eso se lo haré entender hoy. Nana sabe que solo traigo a mis mascotas a casa cuando merecen un castigo ella es la única que sabe que hago estás cosas para divertirme.

Permanecimos en completo silencio, yo no quería hablar todavía para causar nerviosismo en Yerin, cuando nana llegó puso mi plato de comida en mi mesita que se encontraba enfrente de mi sofá, después volvió a salir del cuarto para regresar con un plato para perros el cual era para Yerin con la misma comida que yo tenía, mire a Yerin imaginandome cuál sería su reacción y valla que acerté.

-¿Voy a comer en eso?- Pregunto con notable enojo.

-Por supuesto, después de todo eres mi perrita- Contesté dándole el primer bocado a mi comida.

-Hoy si que me estás sorprendiendo Eunbi- Levantando el plato para perros del suelo poniéndolo sobre sus piernas.

Ella solo me llamaba por mi nombre cuando estaba enojada conmigo, y era obvio que lo estaría y por eso disfrutaba más la escena.

-Pon el plato en el suelo y come desde ahí- Ordene sin dejar de comer.

-Estas loca, no haré semejante cosa- Dijo ignorando mi orden mirándome retadora.

-¡Dije que comas en el piso!- Volví a ordenar azotando el látigo que tenía entre mis manos hacia el suelo.

Ella solo se limito a asentir con su cabeza para después comer desde el suelo, sin duda esa imagen me divertía demasiado; es increíble como hace unas semanas me sentía nerviosa ante Yerin por aquel primer beso, pero ahora que estoy acostumbrada a sus besos mis nervios desaparecieron, tal ves por qué ninguno se comparaba al beso que me dio en la casa embrujada en aquel parque de diversiones, mientras más nos besabamos sentía que Yerin lo hacía casi obligada como si le disgustara besarme y había otros días en donde sus besos eran perfectos pero me di cuenta que solo tenía esos besos cuando yo no le decía que hacer y dejaba que me manipulara; ahí me di cuenta que solo está jugando conmigo para su beneficio y ya estoy harta que me vea la cara de estúpida.

-Muy buena cachorrita- Dije limpiando mis labios con una servilleta quitando todo resto de comida que se encontrara ahí.

Ella levantó su rostro cubierto de comida mirandome sin expresión alguna, eso era nuevo para mí jamás la había visto así.

Ella se levantó del suelo acercandose a mí de manera extraña mientras limpiaba su rostro, no dejaba de mirarme con esa mirada inexpresiva; sentí su mano en mi brazo en el cuál sostenía el látigo. Me miro a mi y después al látigo tomándolo y tirándolo al suelo, se sentó sobre mis piernas quedando cara a cara conmigo.

-Me merezco un premio después de obedecer semejantes órdenes- Dijo dándome una mirada penetrante.

-Hoy no, estás castiga por evitarme- Dije tratando de quitarla de encima mío.

Ella me empujó contra el sofá acercando sus labios a los míos, dejando esos besos que me gustan, pero está ves era un poco diferente el beso era muy intenso y apasionado muy diferente a los que me había dado anteriormente. Me deje llevar por sus besos dejando que ella tocará cada parte de mi cuerpo, mientras yo la acercaba más a mi rodeándola con mis brazos.

-Ladra- Indique evitando que un gemido saliera de mi boca.

-Woof- Ella obedeció logrando una sonrisa de mi parte.

-Así me gusta- La cargue llevándola directo hacia mi cama acostandola y poniéndome sobre ella.

-Sinb...- Me separó mirándome con un rostro preocupado. Yo solo seguí besándola evitando que ella siguiera hablando.

UN INEVITABLE Y PELIGROSO AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora