Nunca había entrado a ningún lugar como si yo fuera un ladrón, pero esta noche es diferente. Me quede en la biblioteca y luego en un centro comercial esperando a que se hiciera tarde para no encontrarme con ese chico de antes. A esta hora las clases con Ingrid debieron acabar hace mucho y a menos que se quedara...
No, no... pensar eso solo me hará sentirme más paranoico.
Solo esta Ingrid, Ingrid en la cocina revisando unos papeles, ni siquiera me ha visto. Sentirme tan aliviado de ver que no hay nadie más me hace notar que estaba esperando lo peor, encontrarle aquí, sentado y esperando... aunque no sé porque esa idea me parece tan aterradora al punto de hacerme huir y esconderme. No voy a molestar a Ingrid ahora, solo iré a mi habitación... donde bien podría estar, si ya le encontré una vez allí ¿Por qué no estaría en mi habitación?
Las escaleras me parecen más grandes y me cuesta subirlas, tanto que cuando llego al fin, estoy jadeando y apenas respiro. Como en cámara lenta veo mi mano empujar la puerta, y cierro los ojos cuando se abre.
Solo escucho la música del cuarto de Yamir, alguien cantando en un idioma que no conozco pero que suena bien. Abro un ojo, solo para ver que no hay nadie, mi habitación está vacía. Tampoco hay nada raro o diferente de cómo lo deje esta mañana.
— que tonto...— aun así, me aseguro de ponerle el seguro a la puerta. Esta mañana no lo hice porque dormí tan mal que se me hizo tarde y Yamir me hizo correr por toda la casa para llegar a tiempo, no me dejo ponerle llave a la habitación. Bloquee las notificaciones de mi teléfono también, porque sé que no iba a estar tranquilo cada que escuchara una notificación de mi teléfono— tampoco hay nada...— bien, es bastante bueno que no tenga mensajes o comentarios de él por el momento. Me siento cansando, no he dormido bien ya sea pensando sobre este chico o en lo que escribiré, siento la cabeza pesada y los ojos me pican. Es muy temprano para dormirme, pero sé que si dejo pasar el tiempo no dormiré o lo hare tarde. Ah, podría... los antigripales siempre me hacen dormir, si tomo un par es seguro que me dormiré ¿habrá pastillas en el botiquín?
Pastillas... hay muchas pastillas en el botiquín de arriba, pero ninguna tiene nombre claro y no sé que son. Si Ingrid no sabe que son creo que tendremos que deshacernos de todo esto. Ojala el otro botiquín este mejor.
Tengo que bajar otra vez, y esta vez sí entro en la cocina, porque allí está el otro botiquín. Este está mucho más ordenado que el otro.
— ¿Estás enfermo?— la voz de Ingrid me asusta, pero solo me deja sin habla unos momentos.
— Me siento un poco mal, creo que estoy resfriado— levanto las pastillas que necesito para enseñarle.
— Entonces deberías acostarte temprano hoy— es justo lo que planeo. Lleno un vaso con agua para llevármelo también— no llegaste temprano hoy.
— oh... tenia cosas que hacer— Ingrid no me mira.
— ya veo. Terminare mis clases el viernes, yo hare... nada olvídalo— sonríe sin quitar la vista de las hojas— que descanses, Marcell— que extraño. Me quedo mirándola unos momentos, esperando a que siga hablando.
— Hasta mañana— de regreso en mi habitación me tomo las pastillas. Escribiré hasta que el sueño me gane y me quede dormido. Me estado concentrando mas en el concurso y mi historia de terror que en las otras que he estado publicando. Aun no pasa ni media hora cuando comienzo a sentir el efecto de las pastillas.
Quiero vomitar.
El autobús está por llegar a la parada y yo solo quiero seguirme de largo y regresar a casa.
— realmente te ves enfermo, Marcell ¿Estás seguro de que venir fue una buena idea?— no, de hecho no creo que sea una buena idea, pero no estoy enfermo y ningún médico me dará una receta y no podre justificar mi asistencia.
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Freak
RomanceLa vida de Marcell es un transcurrir de días tranquilos en una rutina que pocas veces cambia: levantarse, ir a clases, regresar a casa, tareas... todo sería completamente normal si no tuviera un secreto. No, no tiene superpoderes, tampoco es un alie...