17.-Cuentos de amor

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La casa de Marcell esta oscura. Aun le veo intentando no reírse de mí a pesar de que el conductor ya hace rato se rindió con eso y no me extrañaría que mi conversación con Marcell aparezca en internet un día de estos.

— ¿Por qué esta todo oscuro?

— porque no hay nadie, y dejar las luces encendidas puede causar un accidente.

— Ya...— veo el mensaje de mi mamá, con varias preguntas de donde voy a quedarme y porque no traje nada conmigo. Marcell está buscando las llaves y aprovecho para responderle aunque de seguro Erick va a llamarme en un rato. Me distraigo cuando la puerta rechina ¡Rechina como en una maldita película de terror! — eso no es una buena señal.

— Siempre hace eso— Marcell entra antes de que pueda detenerlo e irnos corriendo a cualquier otro lugar. Le pierdo de vista unos momentos y luego la luz se enciende— ¿vas quedarte afuera?

— Ni loco— Marcell se me queda viendo, fijamente y un buen rato sin decirme nada— ¿Qué?

— nada ¿quieres agua? También hay soda. Voy a encender el calefactor de la regadera, tardara un rato, puedes encender la televisión si quieres— Otra vez se va antes de que pueda pedirle que se quede o decir que voy con él— claro, separarse es el la causa de que todos se mueran ¿sabías?— alzo la voz, aunque no sé donde está y si alcanza a escucharme. Esta demasiado silencioso todo, y me pone nervioso. El control de la tele ¿Dónde estaba? ah, allá... hay un programa de investigaciones paranormales, le cambio presionando mas fuerte los botones hasta que encuentro una película cómica.

— No estamos en una película— responde y le escucho en las escaleras— hey, esa película me gusta.

— no la he visto. Pero es mejor que puertas rechinando y dejarme solo en la sala de una casa tan grande.

— no es tan grande, e insisto, no estamos en una película de terror y si lo piensas bien, si nos estuviera siguiendo un espíritu en busca de sangre ¿de verdad crees que si estamos los dos no hará nada? en cualquier caso, espero que primero se entretenga contigo y yo pueda huir mientras pasa— le miro, no puedo... en...

— ¡No puedo creer que dijeras eso!— le digo, completamente horrorizado. Marcell se ríe a carcajadas y me relajo un poco.

— solo bromeo ¿quieres usar la regadera? creo que mi ropa podría quedarte.

— Sí, creo que eso estaría bien— Marcell se pone a ver la película. Había esperado que Marcell estuviera más nervioso, como siempre lo estuvo al inicio, que apenas podía hablar sin tartamudear o que me dijera que no y yo tendría que insistir mucho para que tuviéramos una cita pero fue todo lo contrario y me sorprendió mucho como fueron las cosas hoy. No entiendo la película y me quedo medio dormido porque cuando vuelvo darme cuenta Marcell no está en el sofá donde estaba— ¿Marcell? ¿¡Marcell!?— oh, no, oh, no ¡Ya no está aquí!

— ¿Por qué estas gritando?

— yo... creo que me quede dormido— ya trae otra ropa, un pantalón de franela con cuadros y una camisa negra desteñida.

— encontré esto para que lo uses, te traje también una toalla. Hay un baño allí y otro arriba— parece que está dando un recorrido turístico, al menos hasta que comienza a pagar las luces— te espero en la habitación.

— No me dejes aquí— subimos juntos las escaleras y Marcell señala el baño. Me resisto a pedirle que se quede esperando, porque no es para tanto ¿verdad? tampoco esta tan lejos. El baño siempre es uno de los lugares favoritos para todos esos seres de las películas ¿no? siempre tras la cortina o esperando a que salgas o a que te mires en el espejo para aparecer tras de ti. Casi me caigo con la prisa que tengo al asearme y salir, el piso es resbaloso pero abrir la puerta es como haber escapado. La puerta de la habitación de Marcell está abierta y con la luz encendida.

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