Capítulo Quince.

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—Pensé que ya no venias— le digo cuando baja del auto, acelerado.

Me acerco a él y dejo un beso en su mejilla. Extrañado solo se agacha para quedar a mi altura recibiendo el beso.

—Lo siento— se separa y me mira con curiosidad— había mucho tráfico y quería que todo estuviera perfecto.

Repaso las palabras de Jaxon. Realmente se está esforzando.

—Entonces ¿Nos vamos?

—Claro.

Se acerca a abrir la puerta para que entre. Le agradezco y me río de lo nervioso que está.

—Ryder, no tienes que pretender ser alguien más.

—Quiero que todo sea perfecto.

No le respondo y dejo que cierre la puerta, se va al lado del piloto y enciende el auto nuevamente.

—¿Qué hiciste hoy?

—Después de la consulta fui a ver a Emma, le mostré las fotos.

—¿Qué dijo?— me acomodo para verlo.

—Que es igual a mi.

—Mamá dijo que es igual a ti.

Desvía la mirada para verme unos segundos. Apoyo mi codo en el asiento y lo miro fijamente, grabando en mi memoria este valioso momento. Mi primera cita real con Ryder.

—Es incluso mejor de lo que imaginé— susurro.

—¿Dijiste algo?— hago un sonido negando— ¿Crees que se parece a mi?

—Si— admito— me atrevería a decir que son idénticos.

—Me gustaría que tuviera tu cabello.

—A mi que tuviera tus ojos.

La sinceridad y rapidez con la que salen esas palabras lo sorprenden.

He decidido bajar la guardia desde hoy, quizás así debieron pasar las cosas entre nosotros.

—No es por querer halagarme pero creo que este cebollín será demasiado guapo o guapa.

—Es lo más probable considerando quien es su madre.

Ambos reímos y siento mi pecho inflarse con una emoción gigante al escuchar una risa verdadera de parte de Ryder, después de tanto tiempo.

Dejo de reír para seguir mirándolo fijamente, su cabello oscuro y de un largo considerable cae por su frente, normalmente lo trae peinado hacia atrás y me da la impresión que no tuvo tiempo de hacerlo.

Estiro mi mano para tomar dichas hebras de cabello y llevarlas hacia atrás, dejando a la vista su frente. Satisfecha con mi trabajo retomo mi posición.

—Muchas veces soñé con esto.

—¿Con arreglar mi cabello?

—No— me río— con una cita con el chico que me gusta.

—Lo siento, Jen. Fui un idiota cuando más me necesitabas y me encerré en la idea de que casarme contigo era la salida más rápida a todo esto.

—¿Entonces no me pedirás ser tu esposa esta noche?— intento esconder la sonrisa que me provocan sus palabras, él niega— Lastima, hoy hubiese dicho que si.

No dice nada y puedo notar lo tenso que se pone el ambiente. Las burbujitas en mi estomago me hacen perder el interés en la conversación.

Llevo una mano a mi estómago y froto intentando calmar al bebé.

Same Race.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora