Capítulo Veinte.

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Abrazos para ustedes <3

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Al parecer Malcom estaba en una especie de depresión. Eso fue lo que nos dijeron los doctores y el psicólogo que mamá lo obligó a ver.

Ahora mismo está en casa, con la cara llena de cortes aún.

Su mal humor ha mejorado. Ya no recibimos respuestas cortas o enojos sin sentido de su parte. Eso me alegra la verdad, parece que se ha dado cuenta que estar así no soluciona nada.

Esperaba que la preocupación se fuera de mi cuerpo una vez mi hermano estuviera en casa pero sigue ahí, en el centro de mi pecho y lo alivia es la cercanía de Ryder.

No me gusta creer que lo necesito más de lo que debería pero es así.

Me levanto de la cama y como ya es costumbre un mareo me sacude completa pero a diferencia de los mareos anteriores un fuerte dolor de cabeza aparece tan rápido como se va.

Alcanzo el mueble más cercano para mantenerme de pie mientras expulso aire. Respiro lentamente hasta que pasa.

Recuerdo que cuando era niña esto era muy común, pan de cada día y los ejercicios de respiración eran lo único que me salvaba por así decirlo. También funcionaba el ir a dormir.

Abro los ojos y camino fuera de mi habitación.

Malcom está en la cocina hablando con mamá. Se ven cómplices y felices.

—Jen, bebé, te ves pálida ¿Te sientes bien?

—Si, no te preocupes, mamá, es solo un mareo.

Abro la nevera y busco jugo de manzana que es mi favorito en estos días. Abro la cajita individual y comienzo a tomar.

Cebollín se remueve en mi interior a pesar de ser pequeñito aún puedo sentirlo más que esas burbujitas que sentí primero.

Me siento al lado de mamá y ella automáticamente acaricia mi brazo. Le regalo una sonrisa y tomo otra vez el jugo.

Olvidé ir al baño antes de bajar así que me disculpo unos segundos y voy al baño del piso de abajo.

No se ve bien, mamá.

Me preocupa, está más pálida que de costumbre.

Frunzo el ceño pero sigo caminando al baño.

Dentro me miro en el espejo y le tengo que dar la razón a mi madre y hermano, estoy bastante pálida.

Bajo mis pantalones de pijama y me siento en el inodoro, cierro los ojos un poco agotada hasta que he hecho todo lo que tengo que hacer alcanzo el papel higiénico y entre la niebla que se hizo en mi vista veo algo que me hace temblar.

O quizás ya estaba temblando y no me di cuenta.

La mancha roja en mis pantalones es una alerta demasiado grande y no sé qué hacer.

Me limpio como puedo y acomodo la prenda, quiero llamar a mamá pero los sonidos no salen de mi boca. Así que me apoyo en el lavamanos y lanzo los cepillos de dientes al suelo causando un gran estruendo.

Lo siento familia por eso.

Mamá es la primera en llegar. Jaxon también aparece en mi vista.

—¿Jen?

—Mamá—mis ojos se cierran y siento el sudor frío en mi espalda— que no... Que no le pase nada a mi bebé por favor.

—Tranquila, cariño— peina mi cabello hacia atrás— respira y bota, tranquila ¿Qué sientes?

Same Race.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora