Capítulo XV: Ruegos

74 5 3
                                    

Capítulo XV

¿Qué mejor remedio para un corazón roto que un poco de sexo duro?

—Blog de Una Chica Traviesa.

Acompañe a Avery hasta el patio de la universidad y nos sentamos en una banca que permanecía alejada de la mayoría de las personas. Mire hacia la puerta por donde salimos, esperando ver quizás a A.J buscándome o esperar por mí. Sin embargo, no se vislumbraba y pude notar que la gente disminuía ya que muchos comenzaron a entrar a clases.

Mire a Avery que permanecía en silencio, sus manos entrecruzadas y jugando con sus pulgares, como si fuera una niña a punto de recibir un castigo. Este día usaba un vestido blanco y un par de tacones chanel marrones, se veía elegante como si se hubiera esforzado por vestirse bien. De verdad no lograba entenderla ahora, Avery nunca fue una chica superficial, a pesar de que aparentaba muchas veces lo contrario, era egoísta y cruel a veces, también sabía que podía ser amable y divertida con otros.

—Lo siento —susurro y levanto sus ojos, mirando directamente a los míos— lo siento tanto Jay.

Frunzo el ceño confundido.

— ¿Por qué te disculpas?

Sus ojos brillaron llenos de lágrimas y no pude evitar tragar incómodo.

—Arruino siempre todo.

—Yo

—Hace siete años la jodí contigo y Kayred —sus lágrimas comenzaron a caer— hace cuatro años, la jodí con Eloise, hace un año atrás, no sé cómo ni que hice, pero la jodí contigo.

—Avery.

—Solo, lo siento Jay —toma mi camiseta arrugándola con sus manos y yo realmente no sé qué hacer o decir.

—Avery, no tienes que...

—Dame otra oportunidad.

— ¿Qué?

—Dame otra oportunidad —susurra colocando su rostro frente al mío, podía ver la desesperación en él— seré lo que quieras que sea, vestiré como quieras que vista, diré lo que quieras que diga. Solo, dame otra oportunidad James...

Mire a Avery, ese fue siempre el problema con ella. No buscaba la aprobación de otros, buscaba el amor tan desesperadamente que se aferraba a él y era capaz de hacer cualquier cosa por mantenerlo.

Separe sus manos de mí.

—Dios, por favor. Solo no me cambies por ella.

Sabía que se refería a A.J, pero no hablaría con ella sobre mi relación con A.j.

—Detente.

Le dije, pero siguió llorando afirmándose más fuerte de mi apoyo la coronilla de su cabeza en mi pecho y siguió llorando.

—Para.

Mierda. Algunas personas nos miraban con curiosidad.

— ¡Avery, basta!

Le grite haciendo que me mirara, su cara estaba llena de miedo y desesperación.

—Tienes que entender que esto no se trata de ti —le sacudí— ya no somos los mismos de hace diez años atrás, no somos los mismos que hace siete o cuatro años. Simplemente no somos lo mismo para el otro, tú no eres lo que necesito ahora y por dios créeme.

Aspiro con fuerza.

—Yo no soy lo que tú necesitas.

—Puedo ser lo que quieres yo...

~ Perfecta TravesuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora