Veintiocho

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Daniel

El molesto ruido del celular me despertó y gruñí. Me moví en la cama y lo busqué a tientas, no quería que suene más y despierte a Valentín.


—Bebé, apaga eso —dijo medio ronco y escondió su cabeza debajo de la almohada.


Abrí los ojos y lo miré sonriendo un poco, sentí que mi corazón empezó a latir más fuerte ante el uso que le dio a esa palabra.

Yo no sabía qué estaba pasando conmigo, ni siquiera me gustaban ese tipo de apodos, pero ah, viniendo de Valentín...


—¿Bebé? —me reí un poco y me subí a su espalda para besar su nuca.

—Dani —lloriqueó y yo asentí.

—Sí, ya va —me di vuelta de nuevo y agarré el celu, al ver el nombre que apareció en la pantalla me tensé—. Atiendo fuera y así no te molesto, ¿sí, bebé? —dije para molestarlo un poco y él bufó.

—Sos infumable, no te digo algo con amor nunca más.


Me reí un poco y salí de la pieza con el celular. Miré de nuevo la pantalla y me mordí el labio, pero finalmente atendí.


—Hey —dije con cautela.

—Dani —su voz sonó nerviosa—. Perdón si te desperté, es importante —dijo apurada.

—Sí, tranquila —dejé un silencio para que hable, pero no lo hizo—. ¿Qué sucede, Olivia?

—No sé cómo decirte esto, así que lo voy a decir sin más —largó un suspiro y después dejó otro silencio, logrando ponerme un poco nervioso también—. Estoy embarazada —dijo de pronto y pude haberme caído al piso de culo en ese preciso instante—. No sabía a quién llamar, Dani —casi parecía una disculpa—. Si te llamé en realidad fue para pedirte ayuda —dijo con cautela—. No sé cómo decirle a Valentín, Dani —de pronto su voz sonó un poco rota—. Nosotros no buscábamos un bebé cuando estábamos juntos, menos ahora —podía jurar que estaba llorando ahora y yo sentía mi pecho arder por la falta de aire—. No sé qué hacer, Daniel —suplicó por ayuda.

—Olivia, yo... —me sentía incapaz de juntar dos palabras con sentido, la sangre no estaba llegando bien a mi cerebro y por lo tanto este no estaba funcionando correctamente.

—Lo lamento Dani, no debí ponerte en esta situación.


Maldita sea, no. No debiste.


—E-está bien, yo... —tragué saliva— Ojalá supiera qué hacer en este momento y no quedarme callado como un auténtico pelotudo. Lo lamento, yo...

—Vos no tenés que disculparte por nada —se hizo el silencio de nuevo y esta vez se sintió muy incómodo—. Necesito que me hagas un favor, Dani —suplicó y yo asentí, en ese momento no era consciente de que ella no podía verme—. Necesito que estés presente cuando se lo cuente —pidió.

—¿Po-por qué yo? —medio tartamudeé— ¿Qué tengo que ver yo en todo esto?

—Por favor —suplicó—, no puedo hacer esto sola y ahora ustedes están juntos.

—Exacto, ¿le estás pidiendo al novio de tu ex novio que te ayude a decirle que esperan un hijo juntos? No tiene sentido —me pasé la mano por la cara y luego suspiré—. Lo lamento, no quise decir eso, no quise ser grosero. Esto tampoco es fácil para mí.

Okupa ↠ WosaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora