Veinticuatro

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Olivia

No voy a negar que después de un mes me sorprendió mucho recibir una llamada de Valentín en la que me citaba en la casa que compartíamos. Si bien era cierto que yo misma le había insistido en que se tome el tiempo que necesitaba para poner en orden su cabeza y sus sentimientos, también lo era que no esperaba que se tardara todo un mes en llamarme.

Había pasado mucho tiempo y si Valen no me había llamado en todo ese rato, estaba casi segura que conocía la decisión que había tomado. De todos modos, me sentí tan feliz de volver a escuchar su voz y sentía tantas ganas de volver a verlo que acepté de inmediato a reunirme con él. Aunque capaz debía decir "con ellos", porque estaba convencida de que Dani estaría también.

Me apresuré a salir de casa de mis padres y llegar pronto. Tomé el auto y manejé, solo me di cuenta de lo tensa que estaba cuando noté que estaba apretando las manos alrededor del volante y mis nudillos se pusieron blancos. Tardé poco en llegar, así que estacioné y abrí la puerta de abajo con mi llave. Subí las escaleras de manera apresurada, apurada por llegar de una vez por todas y cuando lo hice, me detuve de manera abrupta frente a la puerta. Me mordí el labio mientras a causa de los nervios. Tenía muchas ganas de volver a ver a Valentín, de volver a abrazarlo, de hablar con él. Sin embargo, ¿estaba preparada para ello? Fuera cual fuera su respuesta, ¿estaba preparada para recibirla?

Si Valentín me decía que me amaba yo iba a caer rendida a sus pies, para entonces yo ya lo había perdonado mil veces, ¿pero podría olvidar alguna vez que mantuvo relaciones con otra persona? ¿Con Dani? No lo sabía. Lo que sí sabía es que después de siete años no veía mi vida con nadie más que no sea él. Pero si había descubierto que le gusta Dani... Ahí no sabía qué iba a hacer. Mi corazón se rompería en mil pedazos y no sabría cómo continuar.

Me detuve frente a la puerta y me quedé mirándola un momento. ¿Debía tocar al timbre y esperar que me abran o podía usar mi llave para entrar? Al final aquella también era mi casa, aunque no se sentía de aquel modo ahora. Suspiré y decidí que lo mejor sería tocar y dejar que ellos mismos me abrieran cuando pudieran, no quería tener que encontrarme con una situación incómoda o una imagen que jamás sería capaz de borrar de mi cabeza... Así que eso hice, pulsé el timbre una sola vez y pocos segundos después la puerta se abrió. Valentín la abrió, dedicándome una de sus hermosas sonrisas nada más verme, una sonrisa que hizo que mis piernas parezcan gelatina de lo temblorosas que se sentían de pronto.


—Hola —dijo y su voz me transmitió paz.


No noté que había estado conteniendo el aliento hasta que me abrazó y suspiré. Rodeé su cintura con los brazos y escondí mi rostro en su cuello, aprovechando para inspirar su perfume, aquel que tanto había extrañado en el último mes. Valen se rió un poco cuando mi nariz le hizo cosquillas en el cuello y sonreí al escucharlo reír, dándome cuenta de cuánto había echado en falta todo lo que viniera de él, su sonrisa, su voz, sus abrazos, su perfume, su risa... Sus besos.


—Feliz cumpleaños, amor —murmuré y él sonrió.

—Gracias.


Me acarició un poco la espalda y nos mantuvimos así un poco más, abrazados de pie junto a la puerta.


—Entra —dijo finalmente, separándose de mí e invitándome a pasar.


Asentí un poco y pasé dentro. Nos dirigimos juntos al salón y me indicó que me sentara en el sillón que yo solía ocupar antes, cuando también vivía acá. Solo había pasado un mes, pero se me hacía mucho más lejano.

Okupa ↠ WosaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora