Narrador omnisciente
-¿Cómo vamos con los portales? - era Norte desesperado desde su oficina de supremo líder de la ciudad celestial.
-Sin cambios Norte - decía una de las tropas A4, ellos eran los encargados de vigilar las actividades de los portales. El supremo líder asintió y los escuadrones se fueron.
Jaredith trataba de calmar a Norte acariciandole los hombros, también le preocupaba esta situación. Pero a la vez, se sentía a salvo, ya que ninguno de los habitantes de la ciudad celestial, ni su hijo, corrían peligro.
-Tranquilo mi ángel, en la tierra saben que estamos haciendo lo imposible por abrir los portales.
Norte le acarició la mejilla a Jaredith dándole un suave beso -me conoces tan bien - suspiro - sabes que lo que me preocupa, es que los portales que conectan la tierra con Athikus siguen abiertos y sin nuestra supervisión.
-Creo que ellos, tienen la capacidad para mantener un orden - le acarició la mejilla Jaredith -Ademas dejamos unas cuantas armas en la tierra, en caso de emergencia.
-Tienes razón hermosa, espero que puedan arreglársela - ambos veían a través del ventanal a su hijo Mateo de 13 años, jugando con James en el patio - Es hermoso.
-Nuestro Mateo -suspiraba Jar al sentir los besos de Norte en su cuello - Norte - con una sonrisa pícara. - Te amo.
Mientras tanto en la tierra, Jayden salía corriendo de una bodega.
-¿Dónde estás Hailey? -habían estado atrapando a algunas criaturas de Athikus con las armas que habían dejado Jaredith y Norte.
Ella salió segundos más tarde a velocidad vampirica, ya estaba a su lado -Aquí estoy rubiecito - decía Hailey con burla, guardando unas esferas de luz. - ¿te preocupaste por mí?
Al mismo tiempo que la bodega abandonada explotó, Jayden suspiro.
-Claro que me preocupo por ti - le admitió y le acomodo la diadema que traía - para empezar no quería que me siguieras, es muy arriesgado para ti.
-¿Y tú si te puedes arriesgar? - alzando la ceja - No Jay, me preocupo demasiado por ti.
El Decanini abrió la cajuela de su carro y ahí acomodaron a las demás esferas de luz. En cuanto cerró la cajuela de su auto, se acercó a Hailey.
-Hailey, Hailey - acomodandola contra el auto -tan terca, tan inocente - le acarició la mejilla con una sonrisa, mirándola a los ojos. - me fascinas primita.
Se separó de ella, rápidamente dejando a la chica extasiada con su cercanía y su aroma.
-¿Por qué me vuelves a decir prima? Sabes que no somos familia - subiéndose al asiento del copiloto, poniéndose los lentes negros.
-Porque me gusta ver tu cara de enojo, al decirte así - le sonrió de lado y se puso sus lentes negros.
-Eres un idiota Jayden - le golpeó el hombro, el lobo se carcajeo.
-Te encanto muñeca - le guiño el ojo, acariciandole la mano, tomándola de la mano mientras que conducía, deteniéndose en un semáforo. Ya que se encontraban en un pueblo a 40 km de Fray.
-Quisieras -antes de que Hailey protestará, Jayden la jalo de la mano, acercándola a él. La beso rápidamente en sus labios.
-La verdad sí - confeso al separarse de ella con una sonrisa. Se escucharon los cláxones de los autos atrás de ellos y Jayden avanzó rápidamente.
Mientras tanto en la mansión de Raguel; Marshall andaba caminando por el cuarto piso de esta, hasta que un olor peculiar lo hizo detenerse claro que conocía ese aroma.
-Mamá- fue todo lo que dijo entrando a una habitación vacía, era el cuarto de su mamá. Ahí estaba una foto de ella, otra foto donde estaba su medio hermano el demonio mayor cargando a un bebé, suponiendo que era él.
Fue como si el tiempo se hubiera detenido, hacia tanto que no recordaba a su mamá. Se acostó en la cama envolviéndose más en el recuerdo que le traía recordar a Mein.
-¿Qué? - al sentir algo duro en la almohada, Marshall se levantó rápidamente y tomó la almohada. Sacando de su interior un pequeño libro, era un diario. El diario de Mein.
Observó la cerradura del libro, no era una cerradura típica que con una llave se abre el candado, era una cerradura con sangre.
Se guardo el libro rápidamente, al escuchar unos pasos en el pasillo.
-Pude escuchar algo por aquí - uno de los soldados de Raguel.
-Acaba con lo que esté aquí, no me importa que sea - era su padre - la orden fue muy clara, nadie puede estar en el cuarto piso.
En la selva, todos estaban luchando contra demasiadas criaturas, todos estaban cansados, dando las últimas.
Dereck estaba lastimado, no podía volar porque una de las criaturas lo arrastró al agua. Salió del agua con mucho esfuerzo y en eso escucha unas turbinas bien conocidas.
-Mi cachorro- fue todo lo que dijo Dereck Weisz, aliviado de ver el avión que su amada había construido unos meses antes.
-¡SUBAN! - gritó Zaid lanzando una escalera, Eitabel hizo que sus cazadores se subieran primero.
-Lily, tranquila - le decía Finn subiéndola primeramente, la castaña asintió algo confundida -yo te cuidaré, tranquila.
-Gracias - dijo la Decanini subiendo, seguida por Eitabel, Evan, Hafner, Dereck y al último él.
Zaid salió rápidamente del lugar, Dereck se acercó a su hijo y le revolvió el pelo.
-Estoy orgulloso de ti - fue todo lo que dijo, con una sonrisa.
-Gracias papá- ambos con una sonrisa marca Weisz.
-Tenemos un problema ahí - decía Eitabel - por el momento tendremos que acordonar la zona, nadie puede pasar. Hasta abrir el portal a Athikus y regresarlos a su planeta.
Hafner suspiro y le limpio la mejilla a su hija - Te has entrenado muy bien - con cierto orgullo, abrazo a su hija.
-Gracias papá- se refugió en los brazos de Hafner.
-¿Y para mi no hay abrazos? - preguntó Evan haciendo un drama, Lily rodó los ojos divertida y lo abrazo - Así, tío Evan necesitaba abrazos.
Hafner se rio al ver esto, observando a Zaid - Es hora de volver a casa, a Fray.
-Muévete Weisz, deja conduzco yo - le decía Lily quitando a Zaid.
-No me quiero morir hoy Decanini - divertido, ella lo golpeo en el hombro - bien, bien mujer.
Finnigan solo tenía ojos para su chica, como piloteaba la nave, suspiraba. "Ya pronto" fue todo lo que pensó, ansiando volver a probar sus labios.
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Abriendo el abismo.
Werewolf¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuando? Son preguntas que se hacen los miembros de las manadas Green Moon, Silver Moon, Red Moon y sus asociados. Cada evento es como una reacción en cadena que te conduce a un desastre. La muerte de muchos lobos es lo que se...