Capítulo 26-La verdad de Raguel.

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La batalla estaba divida mientras que unos peleaban por liberar el territorio de Fray de las criaturas de Athikus. Otros discutían y se preparaban para cualquier ataque sorpresa que diera Raguel.

-Antes ire a hablar con él- decía Eitabel - al final de cuentas siempre tuve preguntas que quise hacerle.

-Te acompañó - decía Marshall - somos la única familia viva que le queda a Raguel.

Norte tomó la mano de su esposa, ambos estaban serios evaluando la situación hasta que empezó a retumbar la tierra, un gruñido se escuchó por todo el bosque de Fray:

Jaredith conocía ese gruñido, esperaba que no fuera lo que pensaba, hasta que una voz interrumpió sus pensamientos-¡Hola mamá! ¡Papá!

La pareja se giró para encontrar a su hijo de 13 años montando en un T-Rex, aplastando a algunas criaturas oscuras. El Niño de mirada olivo y cabellera oscura como la noche, se distinguía de los demás arcángeles de su edad, sus alas eran más grandes del resto, una capacidad increíble para meterse en problemas y para pelear, como todo hijo de supremo líder que está siendo preparado indirectamente para tomar el trono en un futuro.

-Mateo Lightson- gritó Jaredith enojada - ¿Cómo bajaste a la tierra?

-Por uno de los portales entre a Athikus, salude a al tío Kah y me encontré con Polo - acariciando al T-Rex

-¿Le puso Polo al T-Rex? - preguntó en susurro Zadquiel a su guardiana, esta asintió -al parecer si heredó tu gusto por los dinosaurios Jar.

Norte miraba con orgullo como usaba el arco que Hazel le había regalado a Mateo cuando cumplió años y estaba convirtiendo las criaturas de Athikus en esferas de luz, sin bajar del T-Rex.

-Ya, ya mucha práctica Moony- decía Gloryel y junto con Feus bajaban al Niño del T-Rex- le darás a tu madre un infarto.

Marshall  le entregó el diario de su madre al supremo líder abierto - ten ya está abierto.

-Tengo que hacer esto- decía Eitabel abrazando a Adrew, él más que nadie sabía que esto era lo que el alma de Eitabel necesitaba para por fin cerrar ese ciclo doloroso de su vida.

-No te voy a detener, solo quiero que sepas que te estaré esperando, no me voy a ir otros 2 siglos -con cariño la beso -voy a entregar esto - saco el último eslabón.

Eitabel junto con Marshall entraron - antes del verlo quiero que sepas, que me alegra saber que tengo familia biológica  - susurro Marshall con una sonrisa sincera.

-Podrás contar conmigo siempre - en un abrazo  entre tía y sobrino. Ambos entraron al prisión que mantenía a Raguel a raya.

-Sabia que ustedes dos vendrían a verme - suspiro el arcángel observando a ambos, eran tan opuestos a ellos.

-Quiero saber de una vez por todas ¿Cómo inició todo esto?

-La ciudad celestial no siempre fue la ciudad que todos conocen, Marshall. - decía Raguel con simpleza - Hace mucho tiempo los primeros ángeles y arcángeles tenían dos opciones a seguir. Un camino de luz como la que está plegada ahorita la ciudad celestial y un camino de oscuridad, Los Ángeles oscuros. Lo que tú eres hijo -sonrió débilmente - estoy tan orgulloso de que contigo vivo y con tus poderes, regresen esos tiempos.

-Imposible para eso está el inframundo.

-Eso es lo que te han hecho creer, el inframundo está repleto de ellos, ya que perdieron su carisma angelical y se convirtieron en demonios. Los Ángeles blancos, puros los echaron, ahora nadie en la ciudad celestial sabe de ellos -bajo la mirada con tristeza- nadie sabe de ese vil acto que hicieron nuestros ancestros -viendo a Eitabel - nuestro bisabuelo lo hizo, expulsó a todos y trató de esfumar la magia negra que había.

Abriendo el abismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora