#Chile #Day3 #Frontera

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Me desperté sola a las 4:25, había puesto la alarma a las 4:30, pero ese instinto que nace solo en estos momentos me levanto antes y con mucha energía, volví a revisar todo, acomodé mis cosas, acomodé mi mochila revise mis papeles, cargue mi valija pesada por las escaleras y salí del hotel. Caminé sola por las calles de madrugada con mi valija haciendo un ruido atroz, cómo no podía ser de otra forma Calama me despedía con un perro duermiendo en la vereda. Llegué al puesto de Andesmar y ya estaba el colectivo, me subió de nuevo el entusiasmo, saludé a los choferes dos cordobeses geniales que entre chistes me recibieron la valija, y cuando quise subir vino la primer cachetada
-documentos?
-si, tengo el pasaporte-se lo mostré, el lo miro y me preguntó
-y el pdi?
Yo quedé bloqueada, ¿Qué era eso? Atiné a contestar
-no me acuerdo que me lo hayan dado
Me miró desde lo alto, frunció el seño, estiró los labios y entre sonrisa socarrona y tono autoritario me dijo
-en serio? Mírame las canas! Es. Imposible que no te hayan dado el pdi, búscalo, búscalo, pero te digo que si no lo tenés no te van a dejar pasar.
Subí al colectivo con angustia, busque mi asiento en modo automático, 45, 45, 44, cuando lo encontré me senté pesada, e intenté buscar en mi memoria si en realidad me habían dado ese papel, no recordaba ni la forma. Si bien soy algo distraída, con mis papeles soy bastante cuidadosa, no recordaba.

Recordaba la cara de culo del chico de la ventanilla 11, que me preguntó cuántos días iba a estar en Chile, que le contesté que tres o menos dependía de cuánto tarde en conseguir colectivos para llegar a Argentina, recordé que sello el pasaporte, que le pregunté si ya estaba y que enojado y seco me contestó que si, y recordé que volví a la misma ventanilla porque no me había sellado el papel de aduana. Pero nada más, no había papelito, y es qué en serio Chile? Un papelito? Para viajar a través del país? O sea respeto mucho como cada sitio protege sus fronteras y me parece perfecto, pero un papelito? Un papelito perdíble? Me sentía estúpida, y angustiada, cómo se me había pasado eso? Que iba a hacer cuando lleguemos al cruce? En esas cavilaciónes siento a la nena que estaba sentada a mi lado
-que asiento tiene usted?
-este el 45
-podemos cambiar? Porque mi hermanita (una nena como de unos 5años) tiene el 48 es abajo, no podemos hacer que vaya sola, y mi mamá no quiere viajar sin nosotras
Me enterneci, yo de que abajo es más cómodo, pero no me gusta viajar ahí, está cerca del baño y el olor impregna todo siempre, además que no se ve bien el paisaje por la ventana, pero le dije que si, baje y volví a sentarme pesada y a pensar. Me dormí, y soñé angustiada que no cruzaba. Me desperté en San Pedro dónde levantaron a otros viajeros, todos tenían el papel, TODOS. La angustia volvió a pegarme el estómago. Mierda. Me autocalmé, y me puse a pensar, qué era lo peor que podía pasar? Que no me dejen cruzar, que me retengan en la frontera un par de horas al pedo, y que al final me devuelvan a mi país, lo que no me pareció tan malo es más hasta podía ser más práctico. Desde ahí hasta la frontera iba a ir tranquila, invocando a mamá de nuevo para que el paso no sea tan terrible. Me dormí, me desperté cuando nos dieron el desayuno (bendito Andesmar) siempre con una sonrisa. No se que tienen los cordobeses para ser tan geniales y estar felices y tomar todo con humor, hasta lo más rutinario, más que envidiarlos lo amo y admiro, ojalá me saliera ese espíritu. Tomé un café, pensando en la frontera, a los 20 min llegamos. El corazón súper acelerado, por la altura y los nervios, ya había resulto que le iba a contestar al de la ventanilla cuando me pregunte por el maldito papel, y así entre al paso de Jama, hice la fila, el corazón bum, bum, bum, Cuándo llegó mi turno, me recibió un agente con mucha cara de culo
-y el pdi?
-no recuerdo si me lo dieron o si lo perdí-conteste y espere
El solo atino a mirarme con más cara de culo, a teclear en la computadora la información de mi pasaporte, y así en silencio y con cara de culo lo sello decirme nada más, llamo al siguiente. El alivio que sentí en ese momento fue la gloria. Gracias, gracias, gracias! A mamá y a todos los apus que invoque cruzando la montaña. El resto de controles fueron parecidos, un agente argentino también con cara de culo
-a dónde vas?
-a salta
-pero a dónde vas?
-a Salta ahora, a La Rioja después
Y así con cara de culo me sello el pasaporte con la entrada y también me lo dió en silencio. Revisión de valijas, también de la misma manera. Y listo, ya estaba afuera, podía continuar el viaje.

Una Vuelta por LatinoaméricaWhere stories live. Discover now