#Perú #Day4 #Mancora

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Desperté temprano y GuidoCharcaLópez ya había llegado al Hostel. Nos juntamos a desayunar y a charlar junto a la gente de Palo Santo. Después fue extraño resulta que termine presentándole Máncora a un peruano, paseamos por la playa, le mostré que el agua estaba tibia, volaban pelícanos sobre nosotros que estábamos felices como niños tanto por la tibieza del agua como por el reencuentro. A Julio lo conocí hace dos años, cuando estuvo de intercambio en mi universidad, nos hicimos amigos casi desde el primer día y es una de esas personas que agradezco haber conocido porque fue mi puerta para conocer Perú (el había estudiado turismo y me ayudó muchísimo con guías y concejos en mi primer viaje por este país), así que tocaba conocer el norte y nos juntamos en Mancora.
Cerca del mediodía el se fue a hacer un tour, y yo me quedé en la playa despidiéndome del mar. Estás vacaciones quería que fueran de playa y sol lo más posible. Nunca tuve tiempo para disfrutarlo, ni al mar, ni a mí cuerpo, ni a mí libertad así que estás semanas he tenido tiempo para reflexionar sobre ciertos prejuicios e ideas que tenemos dentro nuestro a veces al pedo en cuanto al cuerpo casi desnudo, qué creen? En la playa a la gente le importa un carajo, así que así sola, con mi mochila sobre la arena disfrute el mar tanto como siempre hubiese querido, jugando con la espuma, jugando a saltar olas, aprendiendo que si sé nadar un poco, tomando sol y viendo pelícanos y ballenas, o los perros jugando en la costa con los niños. De hecho en Máncora hay un perro callejero marrón con rayas negras súper amigable sabe jugar a traer la pelota, ama correr con los niños y jugar con las olas, y se acurruca cada tanto a tu lado para pedirte mimos y comida. Hay varias escuelas de surf en Máncora, una por 60 soles te daba una clase de 40 min sobre la arena y otra hora en el mar después te prestaban la tabla todo el día, la garantía era que si no te parabas en la tabla te devolvían el dinero. Tenía ganas de hacerlo, pero dude tanto que al final no lo hice, los chicos tenían tanta buena onda que te hacían sentir que era posible aprender, igual no me animé, creo que me voy a arrepentir siempre de no haberlo hecho. Seguí caminando la costa, sin ganas de irme en realidad. Pensando en que quedarme en Máncora sería genial, una ciudad chica, cerca de otras más grandes. Todo cerca, una calle principal accesible y caótica, calor todos los días y playa a cinco minutos. Un paraíso. Patricio del Hostel se la paso todo el tiempo intentando convencerme de que me quedé, quién sabe? Tal vez algún día vuelva? Conocer te da esa chance también, saber a qué lugares volverías. Pero como siempre pincho mi globo, también pienso que el momento de estar en este lugar era ese, y que cuando vuelva no será igual, la gente no será la misma y yo tampoco, todo transcurre. Volví al Hostel cerca de las 5 de la tarde, me queme en la playa porque no me puse bastante bloqueador, pero bueno valió la pena. Me metí en la pileta dónde estaba Samuel jugando al voley con Nima (un chico iraní que vive en Alemania) me uni y estuvimos charlando y jugando como una hora. De pronto se hizo de noche, me dió frío (raro) y me di una ducha, acomode mis cosas ya que al siguiente día partía. Cuando Julio llegó hicimos nuestras comparaciones sobre el tour, y salimos a comer una hamburguesa con papas fritas por 5 soles. Paseamos por la playa de nuevo de noche el agua seguía tibia, y había un gringo bañándose en la costa, pecesitos saltarines se veían a lo lejos, y el mar estaba tranquilo. Compramos dos cervezas y regresamos al Hostel, nos quedamos en el patio charlando con lxs chicxs, y así se sucedieron varias birras y charlas, y música. De hecho tengo que agradecer estos días en Palo Santo, cambiaron un poco la música de mi viaje que venía siendo la Tusa y el "ella es calladita..." Y le agregaron reggae, con los Jollyboys, y rock argento con Callejeros (ahora quiero escucharlos más). En algún momento decidí irme a dormir, agradezco estos días en Máncora, agradezco esa despedida que me dió, cómo último punto del viaje fue hermoso. A partir del siguiente día empiezan los días de regreso a contrareloj.

Una Vuelta por LatinoaméricaWhere stories live. Discover now