#Perú #Day3 #Mancora

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Mancora se va llevando mi corazón, no se si porque es la última etapa del viaje o qué, pero siento que no tengo ganas de irme. El lugar es pequeño, pero agradable. El sol abrazador pega casi todo el día parejo, la sal del mar impregna toda la costa desde temprano, y la gente que voy conociendo es sumamente agradable. La pequeña comunidad del Hostel es cada día más interesante que el anterior, y todos coordinamos la misma energía. No son solo vacaciones, algunos estamos intentando conectar con nosotros mismos. En la mañana me desperté devorada por mosquitos, no hubo repelente que sirviera atacaban igual. Desayuné y nos regalaron a todos un jugo de maracuyá. Hablé con la encargada ya que decidí quedarme dos días más, hoy debería haber partido pero algo me dijo que era mejor que me quedará. Salí a la calle a recorrer un poco, es genial que no sea una ciudad grande porque así con el tamaño que tiene es hermoso, todo cerca, La fruta fresca, el mar de frente. Compré el tour de las tortugas porque entre más averiguaba y leía más me atrajo, lo haría esa misma tarde a las 14. Volví al hostel hacia tanto calor que bautice la pileta, de pronto llegó Samuel (un canadiense de 50 y pico que está viajando por Perú) y Nadav (un chileno muy copado que está escribiendo sobre su viaje y otras cosas) charlamos mucho, ahí en la pileta, charlamos como si nos conociéramos de siempre, todos estamos viajando por algo en particular más profundo que solo vacaciones, me hizo bien saberlo, porque resulta ser entonces que la vida parece ser así un vaviven de caos y momentos de paz, y está bien cómo los enfrentamos emocionalmente, creo que somos seres emocionales también y toda emocion es válida para demostrar nuestra humanidad. A las dos arme mi mochila y fui a esperar el colectivo. Salimos 14:45 rumbo a las playas del Ñuro el paraíso de las tortugas, un mar calmo, transparente medio turquesa, más tibio que el de Mancora. La verdad que los guías no explicaron bien de que se trataba salvó que era una reserva, así que de pronto me ví dentro de una embarcación poniéndome un chaleco salvavidas, y ya dentro de la lancha nos comentaron que íbamos a navegar mar adentro y allí íbamos a nadar con tortugas. La Experiencia fue hermosa y genial, primero porque no sé nadar y estar en medio del mar me subió la adrenalina al cielo, de pronto apareció la primer super tortuga me rozo el brazo con su aleta y después la panza con su caparazón, me puse tiesa jamás esperé que fuera tan grande. De pronto llegó otra, y otra, y otra...de a poco supere el miedo, solté la boya y me atreví a estar en la inmensidad por mi cuenta, rodeada de tortugas. De pronto una me mordió, creo que me lo merezco, por molestarlas así, pero eso no le quita lo mágico. Después de 40 min de nado y fotos, nos llevaron a ver el atardecer en la playa de la órganos lo que fue hermoso, con la espuma tibia acariciando mis muslos (xq no me animé a ir más profundo, las olas estaban bravas)
Imagínense nadar en un mar pincelado de naranja, mientras el sol se pone a un lado, este destino ya me tiene enamorada.

Una Vuelta por LatinoaméricaWhere stories live. Discover now