|| Ice Love [VKOOK] Libro #1 Terminado || Trilogía 1/3

Capítulo 10

A veces me pregunto si.. ¿El dolor es más fuerte que el amor?

Y en caso de que sea así.. —Quiero sonreír por una última vez—.

Eran las seis de la mañana y la inquietante luz trataba de colarse por la venta. Me puse de pie sobre el frío suelo y abrí las cortinas, dejando entrar esa luz débil, la mañana estaba por comenzar. Tenía unas inmensas ganas de patinar, así que busque entre mis maletas aquellos patines que me acompañaban siempre.

Quería tocar el mismo hielo que Thomas tocó, quería experimentar esa emoción que seguramente el sentía.

Salí sigilosamente de la habitación, no sin antes mirar hacía ambos lados antes de pasearme por el pasillo. Estaba extasiado, me sentía como cualquier adolescente tratando de ir a una fiesta a media noche sin haber pedido permiso a sus padres.

Baje por las escaleras de madera y camine hacia la puerta, puse mis patines en el suelo mientras me colocaba los zapatos. Abrí la puerta, iba a tomar los patines pero una presencia me detuvo. Cerré la puerta rápidamente sin hacer mucho ruido y me asome un poco de esta.

Éste yacía frente al edificio, tenía su mirada fija hacia la puerta de entrada. Vestía una camisa verde y unos jeans negros. Su cabello danzaba al son del viento y sus ojos parecían estar viendo a alguien.

Esperen un segundo.. yo conozco a ese tipo..

—¿Usted podría ser muy amable de decirme, en donde puedo encontrar esta dirección? —le mostré el papel que el entrenador me había dado, el tomo la hoja y de inmediato.. su sonrisa se borró

—No sé en donde se encuentra esta dirección.. —respondió en voz baja —Lo siento, me tengo que ir, adiós

Claro.. es ese tipo grosero. No puedo creer que me haya mentido. Ah pero me va a escuchar.

Abrí nuevamente la puerta y camine firme hasta donde él yacía de pie, me detuve a una distancia considerable y le dedique una mirada molesta, la cual no noto. Miré hacia donde su vista se dirigía y note que lo que miraba con tanta atención era la puerta.

Carraspe mi garganta, pero ni así conseguí llamar su atención. Este tipo sí que es un caso perdido «¿Qué le ve de interesante a la puerta?»

—¡Oye! —le llamé en un grito, el cual pareció hacerlo reaccionar. Giro un poco su rostro y cuando finalmente nuestras miradas se cruzaron, pude percibir una lágrima —¿E-estas bien? —le pregunté, pero él no me respondió, se quedó en silencio mientras bajaba la mirada —¿Por qué lloras? —me atreví a preguntarle, éste como respuesta levantó la mirada frustrado —¿Necesitas ayuda? —insistí pero parecía que él estaba en su propio mundo

—¿Que haces tú aquí..? —susurró

—¿Hah?

—Este lugar es privado.. tú no deberías estar aquí..