El clima estaba melancólico, las nubes gritaban tu nombre y el azul del cielo me recordaba ti.
Era algo inefable, aún no logro comprender porque el universo se empeñaba en recordarme a ti o porque tu sonrisa permanecía en mi mente, negándose rotundamente a compadecerse e irse.
No se cómo exactamente debería llamarte, ya no quiero recordar tu nombre, ya no quiero recordar tu sonrisa. Así que dejé de salir, me encerraba en la misma habitación y repetía la misma canción, una y otra vez, como si las letras de la canción lograran calmar mi sufrimiento incesante.
Aunque, a estas alturas ya no distingo la felicidad con la melancolía, así que sigo torturándome sin darme cuenta.
Vuelvo a repetir la misma canción que me recuerda a ti. Una lágrima se escapa y viaja entre las dimensiones de mi mejilla, recorriendo poco a poco cada rincón de mi ser, rebelándose en mi contra y repitiendo las mismas palabras que las otras dijeron.
Tu mirada etérea se encontraba con la mía, y mi corazón volvía a caer en aquella mirada, aquella que traía el universo consigo. A veces desearía volver a encontrarme con ella y sentirme enamorado una vez más.
La serendipía de tu mirada, aquella que me acompaño en momentos de epifanía, quiero volver a recordarlos con la mirada.
¿Será que aún me recuerdas? O, ¿ tan solo fui uno de los tantos que cayeron en tu bonhomía?
Amo la noche, amo la noche porque es el estado natural del planeta, tan oscura y tan visible a la vez, me confunde en una mezcla de nostalgia con felicidad.
Amo la noche, aún más que el día, amo la noche por que lo siento sempiterno, lo siento sempiterno y efímero a la vez.
Amo la noche por su franqueza y fragilidad, amo la noche, porque puedo sentirme triste sin que nadie me diga que está mal.
Amo la noche, amo tanto la noche...
porque me recuerda a ti.
Las estrellas sonríen aun estando en oscuridad eterna, mientras la luna me mira con ternura, con esos ojos profundos y morenos, tan sutiles, tan agonizantes.
Cada vez que la luna me mira, me recuerda a tu etérea mirada, aquella tan agonizante, misteriosa, ramé y dulce.
Aquella etérea mirada, con la que mis ojos aún esperan volver a cruzar, y es que esta llena de ataraxia y nostalgia que sin explicación te atrapan para jamás poderla ignorar.
Así es, me enamoré de ti, de ti y de tu etérea mirada.
Me enamoré de ti, y aunque el tiempo pase, mi amor seguirá siendo más fuerte que cualquier llama en el infierno. Porque le presumiré al mismo diablo que encontré al amor de mi vida, y que aunque no vaya al cielo, cuando mire tus ojos me sentiré en él.
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TU ETÉREA MIRADA
Random''Aunque no vaya al cielo, si estoy contigo me sentiré en el.'' Dijo Gabriel con la mirada hacia el firmamento y con el corazón fuera del cuerpo, fuera del alma, pues este ya no era suyo. Su corazón al igual que él mismo, cayeron por la misma mirada...