IX

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Sentí el calor inundar mi anatomía, cerré los ojos con fuerza y apreté mis piernas alrededor de la cintura contraria.

¿Cómo llegué a esto?

Unos labios se deslizaron por mis pezones, endureciéndolos con cada roce y logrando que mi cuerpo se estremezca. Aquellos labios subieron hasta mi cuello chupando y estirando la sensible zona y volviendo a bajar hasta la fina piel de mis clavículas.

Gemí al sentir el suave recorrido.

Supe que era un sueño.

¿Que sería de la vida si no sentimos un poco de placer? Hace algún tiempo el estrés acumulado buscaba una forma de disiparse entre sueños húmedos, con alguien abstracto que podría asegurar siempre resultaba ser el mismo personaje. No lo tomaba muy en cuenta y solo lo dejaba ser. El día anterior fue en demasía estresante, de alguna manera, sabía lo que eso podía ocasionar.

 No me quejaba en absoluto.

 El sudor se deslizaba por mi rostro y pecho, mi respiración agitada junto con mis lagrimosos ojos demostraban que tal vez, solo tal vez había  disfrutado el sueño de una manera interesante. Salí de mi cama, era normal levantarme temprano en estas situaciones. Me fijé en la ventana y pude divisar el firmamento repleto de nubes espesas, aquellas  nubes no hacían más que provocar incomodidad con mi cuerpo caliente. Caminé hasta la ducha, necesitaba quitar la culpa con agua y jabón, luego, remplazar el olor perverso con la  esencia de algún perfume que tenía por ahí. 

El agua comenzó a caer fría, tan necesaria para calmar el momento malditamente caliente y culposo. No sé que sentir, no tengo claro muchos puntos y tampoco quiero darle vueltas innecesarias que terminarán por confundirme más. 

Mi mente divaga entre las posibles cosas que haré hoy: estudiar, estudiar, estudiar y trabajar. Excelente.

Envolví la toalla en mi cintura y salí de la ducha. Un pantalón chandal gris y una camiseta negra eran los afortunados de mi closet. Volví a tirarme en la suave cama, el aburrido y viejo reloj marcaba las 6:37am tal vez deba buscar algo de comer. Me levanté y fui en dirección a la cocina. En la mitad del camino me encontré con Ty y Justin tirados en el piso junto con las latas esparcidas por todos lados y bolsas de snacks a medio acabar.

¿Por qué sentí que algo así iba a pasar de todos modos? Vamos sé que solo faltan dos semanas para terminar con la universidad, pero no es para tomárselo así a la ligera.

Mantendría mi palabra, no ayudaría a limpiar, suficiente tengo con la cafetería.

El invierno comenzaba, la mañana se sentía fría por lo que prepararme unas tostadas junto a una taza de café cargado me vendría bien.

...

Ya había llamado a Levi por el cambio de turno, me las arreglé para mantener la compostura durante la llamada pues, mi paciencia se agota ante la antipática actitud de ese tipo.Conseguí su número en recepción junto al de otros compañeros con actitudes más acogedoras. Él solo dijo:

''Hoy a las 7pm hasta las 11pm"

Fue como si se programó para decirme eso, tal vez se sorprendió por mi repentina llamada y estaba totalmente perdido cuando le expliqué a velocidad de rap los puntos por los que debería cambiarme el turno. No puedo evitar estremecerme cuando me recuerdo a mi mismo que tengo que volver a verlo mas tarde, mañana y los días que siguen de aquí en adelante; pero, voy a soportarlo por que en serio necesito el trabajo.

Mientras desayunaba, encendí la televisión y puse el noticiero. Comentaban sobre el asesinato en la cafetería, mi estómago se revolvió al recordar las terribles imágenes grabadas en mi cabeza y mi apetito se esfumó como alma que lleva el diablo, que desperdicio. No quería darle vueltas al asunto, no quería involucrarme, pero todo era tan extraño que me comía la consciencia al estar ansioso por querer averiguar algo.

Enfoqué mi mente en lo que iba hacer hoy para olvidarme del tema. Inconscientemente miré a Ty y Justin en el piso.

Definitivamente lo primero será despertarlos y obligarlos a limpiar.
Era muy probable de que algo como esto iba a suceder, después de todo se trata de Justin, un adicto al tinte y repulsivo si ve un dorito cerca.
...

Después de una larga sesión de limpieza vigilada por mi, donde escuché lamentos y promesas donde decían no volver a ocasionar desorden que-claramente se les olvidaría más tarde-,  decidimos perder el tiempo hasta la hora para ir a la universidad y tal vez nos sobrepasamos un poquito.

Llegamos a la universidad y literalmente corrimos a nuestras respectivas clases. Tylor estaba estudiando para psicología, según él era la profesión en donde se sentía más cómodo. Cuando Ty me dijo que iba a ser psicólogo todo cobró sentido hasta algún punto, supongo, su personalidad tan pacífica se identificaba muy bien por la carrera, siempre sabía que decir o sabía como actuar, supongo que en algún punto de mi vida llegué a sentir profunda admiración hacia él, sin embargo en muchas reflexivas ocasiones  pienso que confundía grave y notoriamente la inaccesible admiración con envidia básica. Ahora lo que carecía de sentido, se volvió lógico y trivial, una trivialidad en la cual me sumo todos los días . Llegué, el señor Gómez me miró con cara de pocos amigos y mis compañeros como si no me conocieran, los maldecí mentalmente. El señor Gómez me indicó que pasara con un gesto de manos e hizo como si nada y continúo dictando las clases, las tan aburrida clases.

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