La idea de visitar durante una semana Bangkok no era algo que me apeteciese, no había que ser muy inteligente para saber que sitios como aquellos no eran seguros. Mi madre me había contado cientos de historias de chicas robadas, secuestradas y violadas para meterme miedo y así no aceptar la loca idea de mi amiga. Pero, ¿acaso iba a rechazar el regalo que Eliana (la pelirroja de mi mejor amiga) me quería dar por mi decimoséptimo cumpleaños? Es decir, ella lo pagaba todo. Todo. Para ella no era nada, solo una manera más de derrochar el dinero que sus padres parecían cagar.
Eliana siempre lo pagaba todo, por mucho que yo me opusiera. Mi situación económica no es que fuese tan absolutamente terrible, era normal. Uno o dos caprichos al mes y ya. Mi madre trabaja muy duro para mantenernos a mí y a mi hermano mayor, lo menos que podíamos hacer era no dejarnos en quiebra. Eliana dice siempre que parecía una mujer de veinticinco años en vez de una adolescente de dieciséis. Aunque si es cosa de opinar, Eliana es como una loca cuarentona que no sabe poner límites. Pero la quería. La quería con locura, y ella lo sabía.
Con los brazos agarrotados, el culo adolorido y las mejillas tirantes debido a las lágrimas secas que había derramado durante horas, recordé las historias de robos, secuestros y violaciones que mi madre tanto se empeñó en contarme. Cuando tus padres te cuentan ese tipo de cosas, nunca piensas en verte en esa situación. Piensas ''dios, no quiero ni pensar que haría si me pasase algo como eso'' pues asumes que nunca te verás así. Hasta que estás con la boca rodeada con un paño rasposo y sucio, las muñecas dolorosamente atadas a una celda de bambú y tus tobillos aprisionados. La vista se me nubló al pensar otra vez en mi madre, sintiendo como se me oprimía el pecho. Miré de nuevo a mi alrededor, viendo solo metal, tipos vestidos de rojo y verde oscuro con armas hasta en las pestañas y plantas. Los pasaportes repartidos por todo el suelo no me habían pasado desapercibidos en lo absoluto. No sabía donde estaba Eliana, ni que iba a pasar conmigo. Unos gemidos captaron mi atención a la derecha, donde estaban las demás celdas. No conseguía verlas todas pues estaban a mis espaldas, pero al alcance de mi vista habían al menos cinco. Al contrario que la mía, todas estaban llenas con al menos dos personas dentro. Todas sucias y heridas (algunas menos que otras), inconscientes, moribundas, aterradas. No veía a Eliana, y un sollozo sacudió mi garganta al saberme tan sola.
Unas voces masculinas, graves y rasposas, hablaban en un idioma que no era el español. Se acercaban por la derecha, en lo que parecía ser un camino entre tantas chozas. Los que anteriormente habían estado sentados haciendo guardia, se levantaron. Una ansiedad empezó a crecer en mi interior, temiendo pero a la vez ansiosa por que aparecieran los hombres que mantenían la conversación. Un joven, el que estaba el último en mi fila de jaulas, comenzó a llorar en silencio. Juraría que no era el único, y ese hecho solo hizo crecer mi temor. Volví mi vista al espacio entre las enormes cajas de metal, sintiendo un escalofrío al ver al grupo de cuatro personas dirigirse a nosotros.
—We got some new things here, boss—dijo el primero de todos, con un acento tosco y duro.
Iba como los demás; con esa camiseta sin mangas roja, los pantalones holgados prácticamente negros y unas botas del mismo color. Lo único que le diferenciaba era una bandana (de un rojo más vivo) atada alrededor de su boca. Apareció otro, el cual parecía más joven pero más corpulento y moreno. Lo que más lo distinguía era su pelo, un mohicano que acompañaba a una enorme cicatriz que le atravesaba el cráneo hasta llegar a la ceja, además de un bigote y barba afeitados malamente. Los nervios se me pusieron de punta nada más verlo, teniendo un muy, pero que muy mal presentimiento.
—Well, I can see some pretty new faces here—este tenía un acento menos marcado, como un latino.
Apenas me dirigió la mirada pues caminó fuera de mi vista. Aun así, podía oírle.
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addicted || Vaas Montenegro (FarCry3)
Romantizm'' Es como si fuese una droga, como si fuese un demonio al que no puedo enfrentar. Es como si estuviera estancada, como si huyese de él todo el tiempo. Y se que dejaré que tenga todo el poder, como si la única compañía que buscase fue...