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Hija de la marquesa

En uno de los salones del prestigioso colegio Las Encinas se encontraba un grupo peculiar de adolescentes, el ruido de las voces de todos hacía eco en el aula, él profesor no había llegado y aprovechaban para contar sus vacaciones.

—Escuche que Azucena quería contratar una psicóloga.- informó Lucrecia inclinándose sobre su asiento- Pase por su oficina y la vi hablando con una rubia.

—Siempre tienes que enterarte de todo antes, ¿no, miss mexico?- ante las palabras del moreno, Montesinos hizo mueca imitándolo

—¿Y estaba buena?- cuestiona el chileno- Me gustan las rubias.

Sonríe y mueve sus cejas hacia Carla, quien sonríe irónica antes de hablar.

—No necesitamos un psicólogo.

—Exacto, no estamos locos.- bufa Guzmán, molesto, sin ver a sus amigos- Solo se murió mi hermana en las piscinas.

Polo se removió enviándole una mirada a sus ex amantes.

—Lo que faltaba, que me quiera terapias alguien que no sea mi mamá.- se burla la nueva, Rebeka, escuchando la conversación- Este insti está súper guay.

—No nos vendría nada mal expresar lo que sentimos.- la becada levanta sus hombros- Con alguien profesional.

El murmullo de las voces se apagó al ver a su directora frente a ellos, sonriendo y con una carpeta en sus manos.

—Buenos días.- habla después de soñar su garganta- Chicos, como sabéis hace unos meses sucedió algo que nos marcó, a algunos...

—¿A quien no marca un asesinato?- suelta burlón el rubio

—Exacto, Guzmán, y este tipo de cosas merecen ser tratadas por un profesional.-

—No necesitamos un psicólogo.- vuelve a bufar Nunier

—El suceso de hace unos minutos me lo confirmó.- exclamo molesta, refiriéndose a la discusión de este con García- Asi que he contratado a alguien para que sea su consejera escolar.

La puerta se abre y los tacones resonando contra el piso no se hacen esperar, la boca de los presentes se abren con asombro, el lápiz con el que Valerio tamborileaba su escritorio rebotó en el suelo, rodando hasta los pies de la rubia.

—Joder.- suspiro Christian, vaya entrada, pensó.

La radiante sonrisa de la joven, deslumbró a más de uno, sintiendo como si en cámara lenta sucediera todo. El abrupto ruido de la silla rechinando hacen a la mayoría quitar sus ojos de la mujer para posarlos en la adolescente.

—Nat.- susurra incrédula con intenciones de acercase

—Señorita Caleruega, siéntese por favor.- ordena la pelirroja sin dejar de sonreír- Les presento a su nueva consejera escolar, Natalia Caleruega.

La mayoría soltó un suspiro de asombro intercalando sus miradas en ambas rubias.

—Vale, ese es mi nombre.- dice riendo levemente- Algunos ya me conocéis y para los que no, si, soy hija de la marquesa.- exclama ante los rostros de duda- Voy a ser su nueva psicóloga, terapeuta, consejera escolar, amiga...como queráis llamarme.

—Todos están obligados a asistir por lo menos una vez al mes.- informa Azucena recalcando sus palabras

—Para mí no es ninguna obligación.- comenta el de cabellera rizada- Es más hasta voy toh los días.

The psychologist  [Valerio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora