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Primera sesión.

Analizaba las expresiones de cada estudiante que me topaba en ese largo pasillo, la mayoría tenía una sonrisa amable, algunos lucían sorprendidos y unos cuantos me veían con desagrado, claro, no a todos les gustaba contar su vida personal a un desconocido. Le sonrío a mi hermana y al moreno a su lado, Christian Varela, su nuevo novio. El adolescente hace contacto visual conmigo por unos segundo antes de bajar la mirada, señal de intimidación.

Finalmente entró a mi oficina y espero a que algún alumno entre.

El shock por la muerte de la Nunier menor aún estaba presente en mi, era una niña que fue brutalmente asesinada, en las piscinas de su colegio. Una niña que vi crecer y jugar con Carla.

Mis pensamientos se detienen al verlo entrar y sentarse en el sillón de dos plazas. Le sonrío con sinceridad al adolescente sentado frente a mi, que solo se dedica a observarme como si aún no creyese que yo estaba ahí. Río y él me imita, inclinándose hacia adelante.

—¿Qué se supone que tengo que decir?-cuestiona divertido pero noto su confusión- Hola, mi nombre es Ander Muñoz y estoy en alcohólicos anónimos porque soy alcoholico.

—Y dinos, Ander Muñoz.- veo su sonrisa crecer- ¿Qué te llevó a ser alcoholico?

—Me ayuda a escapar de la realidad.- suspira profundamente- De mi padre.

—¿Cómo llevas el divorcio de tus padres?- cuestiono con mi voz más suave- ¿Esta siendo muy duro?

—Lo normal, supongo.- levanta sus hombros- Nunca fui muy apegado a mi padre, solo me obligaba a ser alguien que no soy.

—No te gustaba jugar tenis, ¿cierto?- niega rápidamente- ¿Quieres contarme algo más? ¿Qué ha pasado en estos dos años?

—Han pasado bastantes cosas.- su espalda se recuesta hacia atrás- Ahora soy gay.

Levanto mis cejas incrédula, ¿Ander, el adolescente hormonal que me coqueteaba constantemente era gay?

—Hostia, no me lo esperaba.- sus labios se aprietan en una sonrisa

[...]

La mirada de Christian viaja de mí hacia el reloj en la pared y viceversa, moviendo su pierna con nerviosismo, mostrando su impaciencia por salir.

—Por más que lo veas no va a avanzar más rápido.- Lo veo pegar un pequeño salto en su lugar- Incluso, a nuestras mentes les gusta jugar con nosotros, haciéndonos la espera más lenta.

Me ve por uno segundos y vuelve al reloj, haciendo caso omiso. Río, en su cara se coloca una mueca de incomodidad y su pierna rebota con más ansias.

—Venga, Christian, charlar treinta minutos conmigo no es tan malo, ¿o si?- sus hombros se levantan mientras relame sus labios- Tus amigos me dijeron que antes eras un chaval muy divertido y yo te noto muy serio, ¿me mintieron?

—Una muerte te cambia, ¿no?- su voz está llena de frustración- Es una putada...

Pasa su mano por su cara en modo de frustración, golpeteo la madera del escritorio con mi pluma.

—Tu no eras muy cercano a Marina ¿o si?- intento conectar nuestras miradas

—¿Y por qué me obligan a venir dos veces por semana?-suelta con sarcasmo evidente- Que ni debería seguir en este insti de mierda, joder.

Su postura se vuelve defensiva, el sarcasmo es un claro ejemplo de esto. Su ceño fruncido y su espalda recta, muestran un enfado contenido, sumando el hecho de que sus brazos se encuentran cruzados en forma de escudo mostrando su intento de ocultar su vulnerabilidad.

—No lo sé, tú dímelo.- respondo después de escribir- ¿Qué fue lo que te hizo cambiar tanto? ¿la muerte de alguien con la que no tenías lazos?

—Me quieren tener vigilado ¿no es así?- murmura con rabia- Vuestro padre esta que se caga por tener un ojo siempre en mi.

—No entiendo de qué hablas.- suelto una risa nasal inclinando mi cabeza- ¿Por qué mi padre quisiera vigilarte?

—Para que no hable y no diga lo que hizo ese pijo de mierda.- su mano cubre su boca por unos segundos

—¿Qué hizo quién?- cuestiono sin entender- ¿Mi padre te está obligando a callar algo?

Sus ojos ven sus dedos como si recordara algo, para después cerrar sus ojos con fuerza.

—Mira, puedo ayudarte, si me lo dices.- hablo suave- No tengo una buena relación con mi padre y sé qué tipo de persona es, ¿Carla no te lo ha dicho? Lo e intentado detener muchísimas veces...pero siempre tiene algo contra mi, me envió lejos por dos años.

Su boca se abre dispuesto hablar pero es interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose.

—Tus treinta minutos en el paraíso con esta belleza se te han acabado, campeón.- Valerio exclama dejándose caer al lado del moreno- Es mi turno.

—Nos vemos, Christian.- le sonrío y muevo mi mano despidiéndome- Espero que vengas con más ánimos la próxima sesión.

Este solo mueve su cabeza, asintiendo, antes de salir del lugar. Mi mirada cae en la sonrisa traviesa que se mantiene en el rostro del chileno.

—Como qué hay mucha distancia entre nosotros, ¿no?- relame sus labios por unos segundos- A metros cuando hemos estado a milímetros, o menos.

Río negando, me paro y camino hasta estar a su lado.

—¿Cómo estas, Valerio?- indago sin dejar de verlo- Lu me ha dicho que llegaste hace una semana, de un internado.

—Estoy perfectamente, ¿tú, después de verme?- su cuerpo se mueve hasta estar pegado al mío- Mi hermanita sigue teniendo la costumbre de contarte todo lo que hago.- vira sus ojos co gracia- ¿Tú le decías lo que le hacías a su dulce hermano cuando ella no estaba?

🖇🖇

Heeeeey, volví.

Aún no tengo muy claro cómo quiero hacer esta fic, ¿Cómo les gustaría?
En forma de capítulos como este, con las sesiones o me salto las sesiones y me baso en la serie. O solo poner lo que Nat escribe y piensa de cada protagonista, como un diario.

Psd: ¿les gustaría que ponga flashbacks de como era antes de que ella se fuera?

The psychologist  [Valerio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora