E i g h t

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Plan

Sus potentes ojos no dejaban los míos, me miraban con confusión y algo de molestia, su cabeza girada directamente hacia mi, viéndome y analizándome desde hace minutos, en silencio. Su espalda recta demostraba su determinación, con su mentón alzado.
Verde contra verde, mismos ojos, diferentes emociones, sus bonitas facciones casi idénticas a las mías, eran las que nos delataban como Caleruegas, mientras que la mirada de superioridad nos la heredó Teodoro y al abrir la boca se verificaba lo Rosón, siempre con un comentario para hacerte saber quien estaba al mando.

—¿Vas a hablar?- sus brazos se cruzan y su tono titubea- ¿Por qué Christian duerme en tu departamento?

Carla era más parecida a nuestra madre, con su fachada de buena pero lejos de serlo, con debilidades, la de la mayor era claramente el dinero de nuestro padre, mientras que la de Carla era mi aprobación.

—Las sesiones son para hablar sobre ti.- respondo simple- No sobre asuntos personales.

—¡Es mi novio, tia!

—¿Estas insinuando algo?- levanto mis cejas e intento ocultar mi sonrisa- ¿Crees que te robare al chaval?

En cambio, mi personalidad era tan igual a la de Teodoro y eso era el centro de nuestra disfuncional relación, ambos somos tan calculadores y nos gusta tener a los peones listos para ser movidos al antojo, pero claro que yo si tenia un punto débil, mi hermana.

—No, yo...Valerio dijo que Christian lleva semanas quedándose contigo.- exclama rompiendo el contacto visual- Solo quería saber porque.

—Valerio solo está celoso de que me relacione con cualquier otro hombre.-rodeo el escritorio y me siento junto a ella- Está es tu segunda sesión y no hemos hablado sobre ti.

—Ya, bueno, siempre es más interesante hablar de ti.- su risa es sincera y dulce- ¿que quieres que te diga? La extraño y extraño lo que era antes.

Instintivamente llevo mi mano a su espalda, consolándola.

—¿lo qué era antes?¿a qué te refieres?-vuelvo mi tono suave- ¿Antes de su muerte? ¿O antes de los becados?

Si Christian no hubiera llegado a las Encinas, probablemente Carla y Polo seguirían siendo la pareja inseparable desde años atrás y todo lo había desencadenado un reloj que robó el hermano de Samuel. Nadia se mantenía fuera de este enredo, pero no se libraba de los problemas.

—Solo...antes.- dice después de dudar

—Supe lo del reloj.- Eso parece alertarla, sus ojos parecen querer ver más allá de mi piel- Y Marina, joder, si que era terca, ¿como habéis hecho para que lo devolviese?

—Hablamos.- suelta brusca, a la defensiva- Ella entendió cuán importante era y me lo dio antes de...su muerte.

—Hostia, que suerte.- sus rubias cejas se encorvan- Digo, que suerte para Teo, no para Marina, a ella la mataron. 

Mi falta de tacto la deja en silencio por varios segundos, cruza sus piernas y hace una mueca.

—¿Estas insinuando algo?- inclina su cabeza-¿Crees que la mataría por un estupido reloj?

Su voz era fría y molesta, ella sabia que decir para zafare de las acusaciones, fingiendo estar dolida por mi desconfianza.

—No dije que tú.- relamo mis labios- Simplemente es algo raro, ¿no? Nano la mató y se quedó sin nada, sin reloj y sin novia, ¿Por qué lo haría?

—Yo que sé, tía.- niega repetidamente- Eso es lo que hace un asesino.

Leopoldo había dicho lo mismo, tenían bastante estrategia.

The psychologist  [Valerio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora