Capítulo IV

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Mi padre me dió un beso en la frente y me fui.

Regina, mi madre y yo nos dirigimos hacia el ruido. Llegamos a una calle que conducía a otras tres. Cada una de nosotras fuimos a una diferente. Yo me dirigí por la del medio.

Seguí el camino, era estrecho y frío.

En la distancia vi a alguien con una túnica negra. No se le veía la cara. Empezó a andar hacia mi, cada vez más depris y sacó una espada.

Al ver sus intenciones saqué mis alas y estuve dispuesta a pelear.

La lucha fue muy intensa. El encapuchado también tenía magia y se sabía defenderse muy bien.

De repente escuché a mi familia gritar.

- ¡Aitana, hay un maleficio!- dijo Henry gritando.

Mire hacia arriba y vi una  inmensa nube morada que se dirigía a mi. Me rodeó y hizo un especie de tirabuzón. Este me levanto del suelo y empezó a dar vueltas a mi alrededor.

Dirigí la mirada a Henry.
No sabía que me estaba pasando. Intentaba salir pero no podía. ¡Era imposible!

Cerré los ojos, mí cabeza no podía más. Era cómo si poco a poco me estuviera absorbiendo sin piedad.

Definitivamente era un malefício.

Lo que no se conto - Once Upone A TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora