Llamé a la puerta. Y por un momento me extrañó que hubiera una puerta. Esta se abrió y pude ver a Ingrid. «Hola niña...», la saludé. Ella se alegró mucho al verme ignorando que le hice antes de marcharme. Ella me abrazó y me soltó al instante.
- ¿Puedo hablar con tu hermana? –Le pregunté amablemente. Ella la llamó desde la puerta, pero los dos nos sorprendimos de verla ya al pie de las escaleras, mirándonos. Yo levanté un poco mi mano y la saludé.
Lara caminó hacia mí con una expresión seria –Como siempre–, y le dijo a su hermana que nos dejara a los dos solos. Ella entristeció por un segundo y se fue.
- ¿Qué haces aquí? –Me preguntó cruzándose de brazos.
- Creo que está más que claro a que he venido.
- No. No está nada claro –Me dijo–. Puede que esté claro que haces en Monteblanco, pero no frente la puerta de mi casa.
- He venido a pedirte que te vayas –Aquello la dejó confusa–. Por favor, ¡Vete tan lejos como puedas! No quiero verte morir si es que ellos ganan.
- ¿Qué has hecho? –Preguntó dando unos pasos hacia atrás.
- ¡Hice lo que tenía que hacer! No iba a dejar que fuerais demasiado lejos –Dije acercándome a ella–, Incluso tú debes pensar que esto es una locura. ¡Por favor, Lara, tienes que irte!
- No. El que tiene que irse eres tú... Por favor...
Estaba realmente asustada, no sabía cómo reaccionar y yo, viendo que estaba dentro de su casa, acercándome a ella, tampoco. Me puse recto y apreté con fuerza mi puño, dando media vuelta.
- Luego no digas que te avisé.
Y me marché con la cabeza agachada, sintiéndome un estúpido por tratar de sacarla de su zona de confort en la que siempre habia vivido y me sentía aún más estúpido por no haberle dicho, «...No quiero verte morir, porque te quiero». No sé si eso habría servido de algo, pero me habría servido a mí de no sentirme un cobarde, pero no era más que un cobarde. Regresé a la resistencia. Hasta el anochecer estuvimos repasando el plan, fácil y sencillo.
Mientras la resistencia con la que me había aliado creaba una distracción, yo me limitaba a colarme dentro de las instalaciones por los conductos de ventilación al ser lo bastante grandes para mí, no obstante, me encontraría en una situación parecida a la de esa película famosa con su escena en el conducto de ventilación. Como sea, mañana era el día y no me encontraba tan nervioso como creía.
La mañana del asalto, me levanté a la hora acordada y quedé con el escuadrón de asalto liderado por la resistencia en el garaje. El general de la operación explicó una vez más el plan a todos los que iban a dar su vida:
Yo sería llevado a la entrada del conducto donde David –El hombre rubio que me entregó los papeles en la sala de interrogación–, e Ismael me abrirían el camino mientras los demás atacaban desde la entrada para crear una distracción.
Directo y arriesgado, pero seguro.
Una vez nos dieron la orden, David, Ismael y yo fuimos hasta la resistencia. Tuvimos que correr, sin ser vistos por nadie. Se suponía que era una tarea simple.
Al llegar, David comenzó a poner los explosivos en la parte inferior del edificio donde me abriría camino hacia el conducto de ventilación. «Estamos preparados...», dijo Ismael desde el walkie. Una vez dimos la señal, Ismael fue a vigilar que nadie nos encontrara y David se dedicaba a vigilarme. Los dos teníamos la espalda apoyada en la pared mientras esperábamos la señal.
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Igualdad por desigual
Science Fiction[Rehecho] Si vienes aquí creyendo que esto es un libro sobre la igualdad de genero, entonces vete. Porque aunque este sea un tipo de libro con el que se deba tener cuidado, yo he procurado que tenga ese equilibrio con su propio mensaje. *** Te despi...