She Takes Control [Jenlisa G!P]

24- Golf

Lisa

—Creí que no despertarías nunca.–dije
viendo como Irene bajaba lentamente las escaleras, parecía estar bastante desconcertada, me sonrió en cuanto me escuchó decir eso y le sonreí de vuelta demostrándole que todo estaba bien–Como te sientes? –cuestioné apagando el televisor.

—Mejor ahora que te veo.–sonreí levantándome del sofá y Leo de igual forma lo hizo, a diferencia que Leo fue a saludarla y yo me dirigí a la cocina para hacerle algo de desayunar–Estoy despierta desde hace una hora pero tenía miedo de salir del cuarto y encontrarme con algo que no quisiera ver, no sabía en dónde estaba.–reí sacando 4 huevos del refrigerador mientras que Irene se sentaba en el taburete al otro lado de la isla.

—Entonces espero que te alegres de verme a mí y no a un violador.–dije con burla sin verla aunque sabía perfectamente que ella si lo hacía.

—Yo siempre me alegro de verte, Lisa.–la miré en cuanto dijo eso, le sonreí y en cierta forma ella entendió que mi sonrisa ofrecía una disculpa. Una disculpa por no poder corresponderle. Un suspiro salió de su boca y ladeó suavemente la cabeza mirando su celular.

Ni que decir, Irene era perfecta en muchos aspectos, sin embargo, mi corazón no le pertenecía a ella.

—Espero te guste el omelette porque eso es lo que haré para ti.–murmuré viéndola de reojo mientras picaba algunos ingredientes.

—Estoy segura de que será así.–sonreí.

La verdad era que ya no me sorprendía en absoluto la confianza que demostraba Irene a la hora de dejarme en claro que yo le gustaba y siendo sincera, no me molestaba.

—Te divertiste anoche? –pregunté minutos después de un incómodo silencio en donde ella solo escribía en su celular, platicando con sus amigos, lo más seguro.

Gané su atención nuevamente y por una milésima de segundo puedo asegurar que en su rostro iba a dibujarse una sonrisa, pero no, no fue así.

—En exceso.–sonreí admirando su enorme sonrisa–Gracias por lo de anoche.

—No hay nada que agradecer, mi casa es tu casa.–dije en coreano provocando que riera.

—Puedo preguntarte algo? –asentí–Por qué no tengo mi ropa puesta? –reí escuchando como ella reía igual–Es decir, entiendo que está es tuya y Dios, no me molesta en absoluto, pero quisiera saber... dormimos juntas? –abrí exageradamente mis ojos en sorpresa y esbocé una sonrisa negando.

—No, no dormimos juntas.–respondí divertida–Yo dormí en el cuarto de Jackson y tú en el mío. Y para que sepas no, no te vi desnuda o algo parecido, tú solita te cambiaste.–comenté antes de que hiciera otra pregunta relacionada, estoy segura de que era su intención porque en cuanto agregué eso se soltó a las carcajadas.

Coloqué el omelette en un plato y lo extendí frente a ella para que pudiera comerlo, en todo este lapso reía bajito y me alegraba que así fuera, las pequeñas bromas que nos hacíamos no nos afectaban en absoluto.

—Espero te guste.–señalé el plato y sin pensarlo mucho partió un pedazo y lo llevo a su boca masticando lentamente y fingiendo que saboreaba como si fuera un juez en algún concurso de comida–No seas exagerada.–murmuré con burla echando jugo en un vaso pero sin dejar de verla–Y qué tal? Del uno al diez? –pregunté con curiosidad.

—Menos dos.–levanté una ceja ante su seriedad pero soltó una risa que me hizo sonreír entendiendo que no era cierto–Estoy bromeando, tienes un perfecto diez. No sabía que cocinabas así de delicioso.–me encogí de hombros lavándome las manos.