6. Carta de una mujer

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Domingo 8 de marzo, 2020

Rosario, Santa Fe, Argentina.

Un día nací, al igual que todos, pero no como todos. Un día nací siendo mujer, nací dentro de una expectativa, de un patriarcado, nací inundada de comentarios, nací a veces deseando no ser mujer por miedo a serlo.

Un día crecí, al igual que todos, pero no como todos. Un día fui una niña, un día me inculcaron lo que ser mujer significa, un día me explicaron que ser mujer significa ser la sumisa del hombre, me explicaron que para lo único que servía una mujer era para tener hijos y que debía vivir para un hombre, me dijeron que una mujer podía tener sueños, pero que los sueños eran solo eso sueños. Porque una mujer con sueños cumplidos significaba una mujer siendo alguien, ¿Alguna vez escuchaste algo tan loco? ¿Una mujer a la que le pagaran por hacer lo que le gusta? No hagan bromas así, que van a matarme de la risa, las mujeres solo somos la hermana de alguien, la esposa de alguien, la madre de alguien, no somos nada más que eso. Nuestro nombre es Puta y nuestro apellido Inservible, no somos personas, somos escobas, niñeras o hoyos en donde meter un palo. No somos más que eso.

Pero un día crecí aún más, al igual que todos, pero no como todos. Un día fui una adolescente, un día tuve mi primera menstruación y me dije a mi misma: "¡Finalmente soy una mujer!". Un día comencé a cuestionarlo todo, un día me pregunté: ¿Por qué yo no puedo hacer lo mismo que ellos? ¿Por qué ellos son los protagonistas y yo una simple co-protagonista? Un día, desperté una mañana lista para ir a la escuela, la televisión estaba prendida y se podían ver las noticias, "un crimen pasional" lo llamaban, dando a entender que la mató por amor, suena romántico en cierto punto, como un título de telenovela, pero si tanto la amaba ¿Por qué la mató?, pero eso no importa, las mujeres no piensan, no debería de pensar en eso entonces. Pero al día siguiente, afortunadamente volví a despertar, pero esta vez en la televisión había un titular de violación, la llenaban de preguntas a la mujer que lloraba, se estaba ahogando en sus propias lágrimas, "¿Cómo iba vestida?" decían, "¿Qué hizo para provocarlo?", "Seguro fue tu culpa". Pensé que siempre era nuestra culpa por ser mujer, así estemos vestidas de monjas o seamos niñas de siete años que nos viste nuestra madre con una camiseta de algún dibujo animado.

A esa edad pensé: Algún día viviré, al igual que todos, pero no como todos. Porque tendré miedo, seré reprimida, comentarán sobre mi, me verán como un objeto y tal vez por muy doloroso y horrible que suene, me violarán o me matarán, pero no me parecería extraño a este paso.

Algún día seré adulta, al igual que todos, pero no como todos. Algún día seré una mujer adulta que a pesar que siempre le dijeron que los sueños son solo sueños, los hará realidad. Algún día seré una mujer trabajadora, a la que probablemente le paguen el 25% menos que a un hombre haciendo exactamente lo mismo. Algún día seré una mujer adulta con toda una vida por delante, intentando no sentir miedo de vivir, o más bien de morir a manos de alguien. Mi sueño es ser escritora y poeta, y lamento decirles a todos aquellos quienes quieran callarme, que si algún día mi boca no pueda emitir sonido alguno, mis poemas gritaran por mi, y gritarán más fuerte que tu puños e insultos, y sé que no seré la única, sé que no estoy sola y que jamás lo estaré. Sé que aunque quieras hundirme en llantos o en miedo, aunque quieras sacarme el aire con tus cadenas, querido patriarcado, sé como liberarme. 


-S.M Doufor

El invierno eterno de tu corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora