Pereza
Soy la reina de un pequeño reino lleno de riquezas y seres extraños, rodeado al sureste por un bosque encantado y por el noroeste por un río sanador y eterno que cada mil años se divide buscando al próximo afortunado de su poder. Tengo un castillo enorme con 7 cocinas, 32 baños, 25 dormitorios y más de 100 empleados, soy poseedora de vestidos hechos de oro, diamantes y rosas.
Me siento tan afortunada, hasta que despierto. Todas las noches son una aventura diferente, puedo bien ser una reina, o una hechicera en una academia de magia, o la superhéroe favorita del mundo, o cumplir mis sueños como una famosa cantante mundialmente conocida, las posibilidades son infinitas ¿Por qué detenerse en el roce de una almohada? ¿Por qué conformarse con tanta mierda de este mundo?
¿Nunca han sentido que este mundo los agobia? Demasiada información, demasiada vida de mierda, pero la mayoría no lo entiende, no tengo ganas de observar por televisión como mataron a quien tenía al lado por un celular, no quiero escuchar sobre como el mundo no cuida el planeta e incendian bosques enteros, pero luego se quejan de que sus casas se inundan, o el problema más reciente como millones mueren por día por un virus que un día apareció de la nada. Pero la gente no lo entiende, ellos dicen: solo estudias, ¿Qué clase de problema te traería eso? Mi respuesta es el silencio. El silencio que me pierde en el océano más desierto de mi cerebro.
Silencio. Silencio es todo lo que escucho, el silencio sofoca mis palabras de auxilio, el silencio crea un tornado en mi cabeza, el aire frío y el caliente se persiguen, mi desesperación y mis ganas de perderme se persiguen y pelean, batalla campal en la que ambos ganan, me desespero, pero me pierdo. El camino se encuentra en un bosque frío, oscuro y solitario pero la niebla no me deja ver correctamente. La niebla es lo que la gente espera de mi y el camino que no veo es lo que quiero para mi vida. ¿Ahora logras entender? Mi mente se pierde en el lago junto al bosque, se ahoga, no sabe si fue un accidente o si fue a propósito, pero si sabe que no quiere salir. Llegan sirenas, algunas pocas con su canto dan esperanza, muchas otras me enseñan el mundo bajo el agua, no es bonito, pero siento que pertenezco allí. Al salir un castillo se ve a lo lejos, afortunados príncipes y princesas viven una vida digna de realeza, pero al ver a este monstruo atacan, flechas y espadas cortan mi piel y mi mente vuelve a la cama, observo el recipiente de pastillas vacío, las ingerí todas sin siquiera darme cuenta, pero no me importó, igual la pereza y el cansancio me llevarían otra vez a mi mundo onírico. Meliflua la sonata que se esparce de aquel piano de cola, pero no hay pianista que acaricie sus teclas, me siento en la banqueta, toco la primera tecla, el sonido se distorsiona, toco otra y la distorsión se vuelve más fuerte, una vez más y me soy obligada a taparme los oídos, el sonido me lastima, es el sonido de un llanto, fuerte y destruido. A lo lejos veo como el castillo se vuelve ruinas, el lago se seca, las sirenas mueren y el bosque se marchita. Yo no me maté, juro que yo no fui, fueron ellos, mis pensamientos, pero yo no provoqué su nacimiento.
De todas formas, ¿alguna de las cosas que hago son suficientes? ¿Algún día me llevarán a algo? La incertidumbre me mata ¿Y si todo lo que hago es por nada? Si supieras que incluso si te esfuerzas nunca recibirás lo que quieres a cambio, ¿te levantarías de la cama? Porque yo se que cualquier cosa que haga nunca será suficiente, nunca seré suficiente, la incertidumbre no me mata porque ya se mi destino y ese es mi asesino, pero caminar entre las oscuras tinieblas de la incertidumbre hubiera sido un asesino mucho menos doloroso y tortuoso
Mi mundo onírico es mucho mejor, salto de estrella en estrella, puedo ver cometas todas las veces que quiera, duermo en una nube y despierto maravillada por una nueva historia, pero incluso si mi país de las maravillas es mil veces mejor que el mundo real, no puedo sentir, se que todo es falso. Por eso, por favor destrózame así puedo sentir algo, así me puedo sentir viva. Pero incluso después de eso mi mente y mi corazón siguen apagados. La felicidad dura poco y es que desde que aprendí a diferenciar mi castillo a mi departamento todo se siente como una mentira, ahora hasta me estreso por buscar al conejo blanco cuando soy pirata en el país de nunca jamás.
Me concentro en un pitido de ruido constante.
Blanco es todo lo que veo, me gustaría pensar que es el cielo del que tanto hablan y que ahora soy un ángel volviendo a su hogar, pero no es así, los ángeles no son tan decepcionantes como yo, en cambio veo a mis padres, los reyes de mi mundo, junto a una cama de hospital, así como veo mi cuerpo perenne recostado. Finalmente hay paz en el tornado, me sigo viendo como un monstruo y mis padres ni siquiera se animan a levantar la vista para enfrentar la realidad. Aún espero el golpe final, un caballero que mate a este monstruo y haga brillar a la princesa escondida en mi, si es que el monstruo no se la comió. Pero cada vez hay menos de mi, tanto la princesa como el monstruo están muriendo juntos, como aliados después de años de guerra. Salgo de la habitación, me muevo por los pasillos del castillo y encuentro la salida, es muy brillante. Ahora dudo si debería seguir la luz y encontrar a mi ángel o bajar por el bosque y volver al lago donde mi alma pertenecía.
-S.M Doufor
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El invierno eterno de tu corazón.
PoesiaOtra de mis historias de poemas, cartas, escritos y más...